Mario Ferreira lleva a escena 'Cristales rotos' en el Circular

El actor y director Mario Ferreira, que siempre pone en escena títulos de interés, está presentando ahora en el Teatro Circular "Cristales rotos", un texto de Arthur Miller, mientras se prepara para montar un nuevo trabajo con la Comedia Nacional.Esta obra de Miller, que llega en versión de Fernando Masllorens y Federico González del Pino, se está llevando a escena todos los fines de semana en el histórico teatrito de Rondeau 1388, donde sube a escena los sábados a las 21 horas y los domingos a las 18:30 horas. Las localidades valen $ 280 y se venden en la propia sala.Ferreira, además de un gran actor de la Comedia Nacional, es un director sutil, que suele optar por los climas y diálogos intensos, antes que por los efectos desmedidos. Es por eso que se lleva muy bien con la obra de Miller, como ya lo demostró en 2000, cuando escenificó La muerte de un viajante, en la Alianza Uruguay-Estados Unidos."Es bastante curioso lo que ocurre con el tiempo transcurrido entre una obra y otra. La muerte de un viajante fue estrenada en 1947 y Cristales rotos en 1994. Pasaron casi 50 años entre ambos estrenos y sin embargo vemos como las preocupaciones de Miller perduraron en el tiempo. El conflicto de Willy Loman es tan potente como el de Phillip Gellburg, de Cristales rotos. Y ambos tienen tanta vigencia hoy como el día que se estrenaron. Es cierto que existen circunstancias propias de cada época, pero esto no nos lleva a pensar que las obras de Miller perdieron vigencia. Todo lo contrario. Cada día más está más claro que estos autores lograron trascender su época y seguramente las preguntas sin respuestas que Miller plantea en sus textos seguirán pulsando fuertemente también dentro de 30 o 50 años", explicó Ferreira a El País.La historia que Miller relata se remonta a noviembre de 1938, cuando un joven refugiado alemán fue a la embajada de Alemania en París, con la intención de matar al embajador en venganza por la persecución de la que eran víctimas los judíos de la Alemania nazi. Por equivocación hirió mortalmente al tercer secretario de la embajada, desatándose una feroz represión que culminó con la llamada "noche de los cristales rotos". Este hecho fue tomado por Arthur Miller para reflexionar en torno a la intolerancia, el antisemitismo y los sentimientos de culpa que agobian a los más anodinos personajes de la sociedad. El autor sitúa la acción en la depresiva Nueva York de la preguerra, donde el matrimonio Gellburg está en crisis. Ella lee compulsivamente en...

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