«Internet nos sirve, pero es un teléfono más»

La cadena más grande en el rubro cortinería cumplió 50 años y prevé abrir un nuevo local en las inmediaciones de NuevoCentro Shopping. Aun no instrumentó la venta on line.Nació en Montevideo, en 1957, en el seno de una familia descendiente de turcos judíos, dedicados al comercio. Con estudios inconclusos, se incorporó antes de cumplir los 20 a la tienda que sus padres fundaron hace un lustro, y que, por su empuje y visión empresarial, sostenida desde entonces, devino en la cadena más grande en el rubro cortinería en el país.ynbsp;Su próxima apertura será en las inmediaciones de NuevoCentro Shooping. Sabe que la estabilidad y el éxito de su emprendimiento se apoya en la adhesión de sus colaboradores a la tarea cotidiana, y a pesar de lo que entiende una «falta de compromiso con el trabajo en las generaciones jóvenes». Está casado y es padre de dos hijos adultos. Su hija trabaja con él. Es profesor de música y practica natación.¿Paloma cumple sus bodas de oro en manos de la familia fundadora?Sí, de la segunda y ya integrada la tercera generación. Mis padres la fundaron. Comenzaron en un pequeño local del barrio en que vivían, la Curva de Maroñas, en principio confeccionando y vendiendo ropa al por mayor. Pero luego, puesto en alquiler un local a pocos metros, en avenida 8 de Octubre, se instalan en él para vender crea lisa para sábanas, una tela que se fabricaba en el país y se vendía por piezas de 18,30 metros. Pero tuvieron problemas con el taller que les confeccionaba ropa, así que cerraron la tienda y se abocaron solo a la venta de blanco y más tarde también cortinados. Mucho más adelante, empezaron además con telas de tapicería.¿Por qué Paloma?Por mi madre, la gente la llamaba así pero su nombre era Palomba. Hija de turcos, de raíz judía, pero uruguaya. También mi padre. Y él también hijo de turcos. Todos oriundos de la ciudad de Esmirna.¿Y cuándo se incorpora usted a la empresa?Al volver de Israel. Me había ido por un año a trabajar a un kibutz. Estuve seis meses como encargado de un gallinero y otros tantos en el campo, cosechando fruta. Trabajé también en Tel Aviv, haciendo hamburguesas, lavando copas... y al volver, me puse a estudiar ingeniería y una materia de secundaria que debía, pero abandoné todo. Me tiraba más estar en la empresa.¿Aplicando algo de lo que había aprendido en Israel? ¿Qué le aportó esa experiencia?Vi un mundo muy distinto, aprendí a pensar y a manejarme en forma independiente. No había Internet, solo alguna carta cada tanto...

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