La revolución industrial y nosotros

Se sabe que hay un modelo económico (neoliberal) que aplicado fielmente, en todas sus partes, provoca abundancia. > > Se sabe que el despegue de los países muy pobres, necesita unos 30 años de fe y buena conducta. Los ejemplos que demuestran esta verdad son abundantes y se hallan, indistintamente, en uno u otro continente. En Europa: Suecia, República Checa, Holanda; en América Latina, Chile, Perú; en Oceanía: Nueva Zelanda, Australia; en Asia: China continental, Corea del Sur, Vietnam, Singapur. Elijo al correr de los dedos. > > La adopción del neoliberalismo se da bajo regímenes de extrema derecha, de centro, o de extrema izquierda. El modelo no depende de la ideología política ni de la raza, en los países elegidos hay blancos, amarillos, judíos, sajones, latinos...; China continental es de extrema izquierda y Singapur es de extrema derecha. > > A los neoliberales puros, los acompañan los puros por cruza, infinidad de países -entre los cuales figura el nuestro- que usan principios neoliberales y al mismo tiempo elementos francamente opuestos al modelo neoliberal. Demás está decir que los pardos mulatos pueden progresar, pero no mucho. La mezcla no es lo mismo que el sistema funcionando a plenitud; hay más plata durante una temporada más o menos larga, y al final de esa bonanza el país mestizo recae en lo de siempre: un quiero y no puedo. > > Estas comprobaciones no son consideradas objetivamente, ni cuando se aplican los principios neoliberales a nuestra política económica, ni cuando dejamos de aplicar esos principios. > > Con respecto a las inversiones extranjeras, el Uruguay las alienta. Pero al mismo tiempo protege los monopolios del Estado: pone buena parte de la producción nacional en manos de empleados públicos, y esa producción se vende a precios administrativos. > > Este contrasentido lo sabe todo el mundo, pero... es invulnerable. > Son cosas del destino. El viejo Batlle lo inventó (1911) y la Unión Soviética (1917) nos copió ad libitum, que, siendo dueña de la mitad del mundo, no pudo resistir y estalló sin que nadie la atacara físicamente, hizo implosión natural.> > El Uruguay sabe la historia de sus entes, pero no puede cambiar ni abrir su mercado; las empresas del Estado, fueron creadas para alimentar al Estado con sus utilidades y eso se logró. Pero ahora, pese a sus privilegios, arrojan pérdidas; cobran por sus servicios o por los bienes que venden un precio por encima del precio internacional; y al mismo tiempo la...

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