El Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos de ALADI como una herramienta de facilitación del comercio ante la crisis internacional

AutorAndrea Damico
Páginas185-225
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EL CONVENIO DE PAGOS Y CRÉDITOS RECÍPROCOS DE
ALADI COMO UNA HERRAMIENTA DE FACILITACIÓN
DEL COMERCIO ANTE LA CRISIS INTERNACIONAL
ANDREA DAMICO
INTRODUCCIÓN
La crisis que atraviesa la economía mundial desde 2008 ha impactado sobre los flujos de comercio mundial,
traduciéndose en caídas importantes de volúmenes de comercio.
Las regiones más ricas del mundo como Europa y Estados Unidos, han contraído su demanda en forma
significativa. El comercio entre los países miembros de ALADI descendió un 32% entre Julio de 2008 y Abril
de 2009. En el mismo período, las economías de mayor tamaño de ALADI contrajeron sus importaciones
desde otros países miembros en un 41%.
Sin embargo, otros factores como las dificultades para el financiamiento del comercio exterior y la pro-
liferación de medidas proteccionistas en muchos países, propagan y refuerzan las tendencias contractivas
reflejadas en la disminución del intercambio.
La escasez de crédito se ha convertido en una amenaza significativa, considerando que entre el 80% y el
90% de los flujos comerciales dependen del financiamiento de corto y mediano plazo. El crédito al comercio
internacional cayó 40% en el último trimestre de 2008 con relación a 2007, y la cantidad de préstamos para
financiar el intercambio (excluyendo transporte aéreo y marítimo) fue la más baja desde 2004.
Como consecuencia de la reducción del crédito, muchas operaciones no se concretan, incluso cuando existe
demanda. Así, pues, algunas estimaciones indican que en Noviembre de 2008, la brecha de financiamiento
(diferencial entre demanda y oferta de crédito) ascendía a USD 25.000 millones, aproximadamente 0.25% del
mercado anual de crédito al comercio.
Naturalmente, la contracción del crédito al comercio internacional impacta negativamente sobre la eco-
nomía mundial, profundizando la recesión. Adicionalmente, en un contexto de internacionalización de la
producción, la contracción del crédito al comercio exterior constituye una seria amenaza para el funciona-
miento de las cadenas globales de suministro.
La escasez de financiamiento al comercio, tiene además efectos distributivos regresivos. Por un lado,
perjudica en mayor medida a los países en desarrollo que a los países desarrollados, dado que disponen
de menos recursos e instrumentos para enfrentar el problema, y se ven afectados por la mayor aversión al
riesgo de las entidades financieras.
Este escenario ha puesto de manifiesto la urgencia de que los países en desarrollo cuenten con instrumentos
financieros adecuados que puedan servir para mejorar la capacidad de respuesta contracíclica de los países
de América Latina. En este sentido se plantea la necesidad de mejorar y revisar los instrumentos de crédito
y liquidez de los organismos multilaterales.
En ese contexto, los mecanismos de compensación de pagos han mostrado ser un elemento importante al
implantarse en naciones como las latinoamericanas y caribeñas, cuyas monedas no son divisas y que presentan
problemas recurrentes para la obtención de éstas. De tal forma, dichos mecanismos se constituyen en una he-
rramienta para impulsar el crecimiento de los niveles de comercio mutuo entre las economías latinoamericanas
y caribeñas, al generar un ahorro en el empleo de divisas para la financiación del intercambio recíproco.
REVISTA DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE MONTEVIDEO
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De las experiencias de funcionamiento de mecanismos de compensación de pagos en América Latina y
el Caribe, se destacan tres: i) la experiencia de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI); ii) la
impulsada en décadas pasadas en Centroamérica; y iii) el más reciente acuerdo Argentino-Brasileño para
establecer un sistema de pagos en moneda local.
El objeto de este trabaj o se centra en analizar el mecanismo propuesto por ALADI, conocido como
“Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos” (CCR) como herramienta de facilitación del comercio frente a
la crisis internacional.
1. ANTECEDENTES DE LA INTEGRACION FINANCIERA EN AMÉRICA
LATINA
Ante un escenario mundial caracterizado desde hace años por la inestabilidad e incertidumbre respecto
al comportamiento económico global, por periódicas crisis monetarias y financieras que se propagan, por
episodios recurrentes de escasez de divisas en distintos países y regiones, y en general por la necesidad de
disminuir los niveles de vulnerabilidad ante la errática evolución de la economía internacional, no resulta
extraño que se haya acentuando la tendencia a conformar espacios regionales, en cuyo interior se vienen
debatiendo y aplicando modalidades de intercambio comercial y de funcionamiento monetario y financiero
que entre otros objetivos buscan amortiguar dicha vulnerabilidad y generar mecanismos que posibiliten un
mayor margen de acción.
En la región latinoamericana y caribeña, las instituciones financieras constituidas como parte de los
esquemas de integración, han servido para ayudar a los países miembros a atenuar los problemas en sus
balanzas de pagos y a incrementar el comercio y las inversiones intrarregionales.
Al mismo tiempo, estas instituciones han contribuido a impulsar acciones en pro de una mayor estabi-
lidad de los tipos de cambios bilaterales, han ayudado a establecer mecanismos de regulación en el sector
financiero de las distintas economías y se han constituido en una experiencia a tomar en cuenta en el proceso
de creación de una nueva arquitectura institucional en la región, sustentada en la articulación y convergencia
de los diferentes esquemas, mecanismos e instrumentos que permitan hacer avanzar hacia nuevos estadios
de desarrollo a la integración.
Avanzados los años cincuenta, estudios e iniciativas de diversa índole efectuados en la región concluyeron
que ante la insuficiencia de las relaciones de intercambio, era conveniente encarar, entre los países latinoa-
mericanos, algunas modalidades de integración y cooperación económicas, entre las que se encontraba la
adopción por los Bancos Centrales de mecanismos financieros comunes.
Se estimaba que estas medidas podían atenuar y aún eliminar aquellas insuficiencias, así como encauzar
la interacción regional futura de los países del área.
Las primeras experiencias, generalmente bilaterales, fueron sustituidas, a partir de los sesenta y ya en el
ámbito de los movimientos de integración latinoamericanos, por la puesta en funcionamiento de mecanismos
de pagos multinacionales y complementariamente, de asistencia de corto plazo a balanza de pagos.
En efecto, es en el seno de los esquemas de la (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio) – ALALC
- y del Mercado Común Centroamericano (MCCA) donde se encuentran los primeros ejemplos de mecanis-
mos operativos de pagos intrarregionales, con sus respectivos sistemas de compensación y de financiamiento
multilateral.
A su vez, los países miembros de la subregión andina agregaron posteriormente una experiencia en esta
materia, mediante la creación del Fondo Andino de Reservas, y las naciones que integran la Comunidad del
Caribe, el CARICOM, estructuraron también su acuerdo de compensación.
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1.1. Antecedentes del CCR ALADI
Desde el año 1960 los países de América Latina han realizado importantes esfuerzos destinados a desa-
rrollar entre sí, mecanismos de cooperación económica y comercial.
El 18 de Febrero de ese año, en Montevideo, Uruguay, se suscribió un tratado que dio origen a la crea-
ción de un organismo multilateral denominado Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC)
integrado por los países de la región sudamericana Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador,
México, Paraguay, Perú, Uruguay, y Venezuela y México.
Los objetivos fundamentales de este Tratado se refieren a la puesta en funcionamiento del proceso de in-
tegración de las economías como medio de establecer la promoción del desarrollo económico y social, y con el
objetivo (de largo plazo) de la constitución de una zona de libre comercio. Para alcanzar dichas metas se fijaba
un programa de liberalización comercial multilateral que contenía fechas de cumplimiento progresivas.
Para apoyar y promover este programa se consideró como requisito primordial, por parte de los países
signatarios del Tratado, el de impulsar mecanismos o esquemas financieros propios que canalizaran fluida
y adecuadamente los flujos de comercio que resultaran del nuevo dinamismo.
En consecuencia, en el mes de setiembre de 1965, se suscribió el llamado Acuerdo de México, por el que se
aprobó el denominado Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos, que se transforma en el primer instrumento
de cooperación financiera suscrito entre los Bancos Centrales de los países miembros de la ALALC.
Dicho acuerdo fue concebido como el inicio de una formal cooperación multilateral entre las entidades
bancarias de la región para llegar, en sucesivas etapas, a la integración monetaria y financiera. Ello podría ser
alcanzado con la creación de organismos financieros que establecieran una cooperación más avanzada, tales
como una cámara de compensación multilateral, fondos mutuos de garantía, mecanismo de ayuda financiera
dentro de la zona, creación de una moneda única.
Los objetivos eran los de estimular y promover el comercio recíproco entre los países, pero, además, se
alentaba con su puesta en funcionamiento una forma de sistematización de consultas y un mayor grado de
cooperación entre los Bancos Centrales en materias de índole monetaria, cambiaria y de pagos, fundamen-
talmente.
En el marco de estas aspiraciones, esas instituciones bancarias de los países miembros suscribieron, en el
año de 1969, el llamado Acuerdo de Santo Domingo.
Este instrumento tiene como objetivo básico atender, con fondos provenientes de esos bancos, situaciones
transitorias de iliquidez de ellos mismos que les impidan participar activamente en los mecanismos que para
la cancelación de saldos previstos en el Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos.
Posteriormente, a partir de 1981, se ampliaron los objetivos de este instrumento. En efecto, además
de cumplir con el objetivo básico, se creó un segundo mecanismo para apoyar a aquellos Bancos Centrales
en balanza de pagos y atender por medio de un tercer mecanismo situaciones de iliquidez provocadas por
catástrofes naturales.
Las modificaciones introducidas al esquema de la ALALC a través de un nuevo Tratado suscrito por
sus países en el mes de agosto de 1980 en la ciudad de Montevideo, y que dio origen a la actual Asociación
Latinoamericana de Integración (ALADI), no alteran los mecanismos financieros comentados.
En efecto, se suscribe en agosto de 1982 un nuevo Convenio que sustituye al anterior, ahora en el marco
de la ALADI, y que contiene las mismas disposiciones del que tuviera vigencia en la antigua ALALC.

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