Crítica de la razón conspiracionista

AutorMateo Dieste
Páginas31-45
CRÍTICA DE LA RAZÓN CONSPIRACIONISTA
Mateo Dieste
1) Introducción
El coronavirus no existe. El gobierno está sembrando el pánico para
restringir nuestros derechos fundamentales. Bill Gates está detrás de la
«plandemia» y quiere imponernos la vacunación obligatoria con el fin de
diezmar a la población mundial. La tecnología 5G podría ser responsable de
la aparición del virus. La realidad, en fin, no es lo que vemos sino lo que está
detrás. Las teorías conspirativas están proliferando por todos lados. Una
parte importante de la población cree en ellas y, los que no lo hacemos,
contemplamos el avance de este pensamiento con creciente preocupación.
Las teorías conspirativas cumplen una función importante para quienes
creen en ellas. Son visiones que están al servicio de aquellos individuos que
suponen actuar de forma enteramente autónoma, como si se sintieran más
en los siglos XVIII o XIX que en el XXI. Por otra parte, las teorías
conspirativas supuestamente permiten identificar a los culpables de todo.
Mientras que en las teorías clásicas del chivo expiatorio se solía expulsar a los
individuos de la comunidad, las de conspiración siempre apuntan a los
colectivos. De allí que sus adeptos se destaquen entre la multitud: quienes
creen en las narrativas de conspiración pueden afirmar que han «despertado»,
es decir, ya no están con los ojos vendados y se han dado cuenta de cómo
funciona realmente el mundo. La gilada, en cambio, sigue sin darse cuenta
de nada y se traga el «discurso oficial».
Es cierto que no todas las teorías conspirativas son peligrosas y, desde
luego, tampoco necesariamente lo son las personas que creen en ellas. Sin
embargo, pueden tener consecuencias graves: legitimar la violencia, como
han demostrado los atentados de Halle (Alemania, 2019) y Christchurch
(Nueva Zelanda, 2019), o el tiroteo en una pizzería de Washington (Estados
Unidos, 2016). Quienes se ven como víctimas de una conspiración global
pueden sentirse llamados a tomar las armas, como por ejemplo lo ha
manifestado Gustavo Salle en Twitter: «Vacunación obligatoria = legítima
defensa = lucha armada» (1) Por otra parte, las teorías conspirativas de tipo
médico son peligrosas porque pueden llegar a poner en peligro no sólo a
quien la profesa, sino también a los demás. Quienes piensan que el
coronavirus no existe, o que es inofensivo, son menos propensos a seguir los
protocolos de seguridad y las normas de higiene — o incluso a violarlos
deliberadamente, como si esto fuera un acto de «desobediencia civil».
AÑO IV / N° 37 / SETIEMBRE-OCTUBRE 2021
31

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR