Resignación: Mella, Lissardi

• Autor: Matías Iguiniz
• Páginas: 76-83

RESIGNACIÓN:

MELLA, LISSARDI

M A T Í A S I G U I N I Z

76

Daniel Mella (Montevideo, 1976) quizá sea quien haya llevado la

pérdida del mundo y la desconexión a uno de sus extremos más

drásticos en nuestra literatura. En Pogo, novela publicada en

1997, un estudiante que se gana la vida como docente transita

una ciudad que no le pertenece, pasa los días describiendo sus

estados anímicos y las sensaciones más ínfimas. Mientras, deja

que su madre enferma muera encerrada en una habitación. Con

la singular cadencia que durante largos tramos le imprime a la

prosa el uso del tiempo presente (más que una voz en off, una

respiración jadeante que acompaña al lector a lo largo del libro),

el protagonista va desgranando un espacio mental moroso,

empastado, como la escritura misma.

Pogo encuentra su lugar en ese intersticio de lo que Ludmer

llama el «adentroafuera», esto es, narrar desde una posición que

vuelve inestables las fronteras del entorno y el yo. Lo que en

Levrero se desenvuelve como sueño de castración, en Mella

asume su literalidad obscena: todo lo que rodea al protagonista

está muerto, él está muerto. Hay pliegues en la primera persona,

un distanciamiento de la forma pronominal que se hace visible

cuando la violencia se desata, cuando el narrador protagoniza (o

asiste a) episodios brutales. Allí se descorre ese punto ciego que

al tiempo que lo sostiene aferrado al mundo tiende a alejarlo

fatalmente de él. La escena de incesto y necrofilia que tiene

*

*Lo que sigue es un capítulo del libro Presencias. Cuerpos, máquinas, escritura en la

narrativa del cruce de milenios: Hamed, Espinosa, Levrero (Premio Nacional de

Literatura 2018). El apartado propone un abordaje de las narrativas de Daniel Mella y

Ercole Lissardi desde el tratamiento de las subjetividades y la violencia.