Tiene 18 y contrata a ingenieros

Alos 16 años, Darío Levin comenzó a montar una empresa de videojuegos. Durante dos años, lideró a casi una decena de profesionales con quienes creó una aplicación descargada, hasta ahora, 75.000 veces. Su invento fue distinguido como "los juegos nuevos que ama" Apple en la última semana.

Shape.me (dar forma, en español) es el nombre del videojuego. Este entretenimiento propone unir pares de figuras geométricas iguales. Cada uno de sus 95 niveles y 10 mundos, plantea unir cierta cantidad de figuras utilizando diferentes dinámicas, como lo pueden ser: unión de figuras simples, composición y descomposición de figuras y colores.

Conforme el usuario va avanzando, va creciendo la dificultad y se le desafía en unir dos variables de manera simultánea: las figuras y los colores (piden armar naranja; que debe ser rojo y amarillo).

Por otra parte, a medida que el usuario se va trasladando a través de los diferentes mundos, va recopilando elementos para algunos personajes que se encuentran perdidos. Cuando los logra recolectar completamente, los hace reaparecer: de ahí el nombre "dar forma". El objetivo final es reaparecer todos los personajes.

"Es un juego casual que intentó innovar en el rubro a través de una historia", contó Darío, quien se define como el director general de la propuesta.

Este título, con más 800.000 partidas jugadas hasta el momento, está disponible en Android e iOS, el sistema operativo de Apple.

Su forma de monetizarlo es a través de publicidad y transacciones que el usuario puede hacer en el juego para poder avanzar.

Darío (18) es apasionado de la tecnología… y de Apple. A los 14, quiso anotarse en cursos de programación pero varias casas de enseñanza informática lo rechazaron por considerarlo "muy niño". Mandó varios mensajes por LinkedIn a profesionales para que le dicten clases particulares. Al final, uno de ellos accedió. A esa edad creó StudentApp, una aplicación para estudiantes que permite crear reglas de tres, gráficas y cálculos matemáticos, químicos o físicos.

"Todo eso me sirvió para crear Shape.me", confesó.

Ahora apostó por una aplicación que pudiera utilizar cualquiera: desde un niño a un abuelo. Creó un prototipo del juego y salió a ofrecer trabajo. Buscaba profesionales calificados, en algunos casos con experiencia, capaces en dedicarle 20 horas semanales proyecto.

Contrató a un ingeniero en sistemas, un ingeniero en sonido un antiguo profesor suyo de música que llegó a trabajar en una empresa de videojuegos, dos...

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