Woody Allen, el duende en casa

En medio de unas largas vacaciones europeas, no está mal volver un rato a casa. Este reencuentro de Woody Allen con Nueva York deposita al viejo duende en su salsa, la de ilusiones, desencantos y sorpresas que condimenta su menú fijo desde hace décadas. Para los espectadores de siempre, todo es previsible en el nuevo paseo por Manhattan y su fauna, todo ya se ha visto o escuchado a lo largo de su carrera, todo forma parte de la antigua receta, desde la sexualidad contrariada de los veteranos hasta los chistes sobre la madre propia o ajena, desde el escaso servicio que presta la sabiduría cuando enfrenta la realidad, hasta las dudosas ventajas del matrimonio o las manías privadas de un protagonista que siempre es un alter ego.Pero sin embargo el material funciona tan bien como en otros tiempos. Las bromas del diálogo han recuperado su filo y las reflexiones sobre la vida o la muerte vuelven a sonar divertidas, mientras el viejo y neurótico Larry David cambia de domicilio y de mujer, cruzándose...

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