Un hombre sin atributos

Mercedes EstramilSALVANDO TODAS las distancias, podría ser el caso. Que Ian McEwan (1948), a comienzos del siglo XXI, reeditara el retrato del hombre mediocre y la época en crisis de conocimiento que trazó el austriaco Robert Musil con su inconclusa y monumental novela El hombre sin atributos, publicada en dos partes entre 1930 y 1943. Allí se partía del período anterior a la Primera Guerra Mundial, para mostrar a través de su protagonista el vacío descomunal de respuestas de toda una sociedad ante las preguntas de su tiempo. Del antihéroe de Musil (el matemático Ulrich, un tipo vulgar, sarcástico, racional y apático) al Michael Beard de McEwan, villano paupérrimo y desmonetizado protagonista de su última novela Solar, quizá no haya tanta distancia. De la crisis de valores de aquella época -con su jaque mate a la inteligencia todopoderosa y a las macro explicaciones- a la de ésta, tampoco.Cabe señalar que la errática y deshilvanada novela de Musil permanece como un elefante blanco, insondable e interminable, esas obras con una vastedad interna que sobrepasa los méritos o flaquezas de su realización, mientras la novela última del inglés cabecilla del "dream team", es una redondita novela casi "negra", escrita con su habilidad habitual pero light y rápidamente comestible. Quizá en consonancia con un tiempo que también da productos mejor envasados y más perecederos.CALENTURAS PRIVADAS. Michael Beard, protagonista absoluto de Solar (2010) es un cincuentón que sobrevive sin esfuerzo de las regalías monetarias y socioculturales que le garantizó el haber obtenido el Premio Nobel de Física cuando era joven: da conferencias y entrevistas a lo ancho del mundo, y dirige en su país un centro gubernamental de investigación sobre alternativas energéticas en un lugar llamado Reading. En el plano íntimo, su quinto matrimonio se derrumba cuando su esposa, cansada de ser cornuda, decide devolverle atenciones y se consigue de amante a un tosco albañil, y luego a Tom Aldous, un pichón de científico que trabaja para su marido.Al principio parece que será el fin del mundo y el esposo se empeña para reconquistar la posesión perdida, pero enseguida queda claro que para un científico escéptico hacia las teorías catastróficas sobre el "cambio climático", nada es el fin del mundo. La mitigación del dolor llega para Beard, como para la mayoría de la gente, bajo la forma de una distracción. Primero es un viaje a las cercanías del Polo Norte, donde sufre todo tipo de percances debidos...

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