La marea amarilla y negra dijo presente y mereció clasificar

"¡Sabés como voy a gritar el primer gol!", le decía el hombre a su pequeño hijo, intentando transmitirle su optimismo. Ambos caminaban en medio de una enorme marea amarilla y negra, por la avenida Ricaldoni rumbo al Centenario.Con esa ilusión llegó la hinchada de Peñarol al partido frente a Estudiantes. Dispuesta a empujar al equipo, como siempre. Pero sabiendo que podían regresar a sus hogares locos de la vida o con una tremenda amargura si quedaban afuera de la Sudamericana, lo único por lo que aún podían soñar en este semestre.Pero los "manyas" espantaron esos fantasmas de sus almas y se fueron al Centenario, como tantas otras veces. O más. Porque la tribuna Amsterdam estaba repleta y la Olímpica muy poblada. Lo mismo...

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