Abrazados a un hierro caliente

Así lo entendió la coalición republicana cuando decidió generar un hecho político de ribetes comunicacionales, como fue la interpelación al ministro de Industria, Energía y Minería de anteayer, sobre la extraordinaria opacidad y secretismo que rodeó la construcción del Antel Arena, durante el pasado ciclo frenteamplista.> > El llamado a sala en sí mismo fue una jugada audaz: que un gobierno se interpele a sí mismo resultó raro para algunos, pero desde la base, no hay nada que lo impida, si con ello la ciudadanía, a través de sus representantes, obtiene explicaciones del Poder Ejecutivo sobre la conducción política del país.> > ¡Y vaya si fue valiosa la instancia parlamentaria! No solo porque se informó fuerte y claro sobre el cúmulo de irregularidades que rodeó la ejecución con recursos públicos de ese templo a la megalomanía de una aspirante al sillón presidencial, sino por la señal inequívoca que dio la oposición, al retirarse de sala. Podían haber defendido su gestión y decidieron hacer mutis por el foro: quien calla, otorga. Es la vieja historia del niño que se enoja porque su cuadro va perdiendo el partido y, en mitad del primer tiempo, se lleva la pelota para la casa.> > Si los frenteamplistas critican al gobierno por el carácter "teatral" de la interpelación, no hay duda de que este puede decir lo mismo de ellos, que eligieron como respuesta una insólita manifestación, un "abrazo al Antel Arena", como si el estadio cerrado fuera una pieza patrimonial a la que hubiera que preservar, como el casco histórico de Colonia del Sacramento o la acrópolis de Atenas. > > Convocar a ese abrazo sería lícito si alguien estuviera planteando demolerlo, cosa que a nadie se le pasa siquiera por la cabeza. Como estuvieron dadas las cosas, la movida frenteamplista no pasó de ser una acción distractiva, apelando a la sensiblería partidaria para contrapesar la evidencia atroz de haber perpetrado uno de los despilfarros más grandes e irresponsables de su gestión. > > Con ingenio, el humorista Carlos Tanco hizo decir a su personaje Darwin Desbocatti, ayer en radio Espectador, que los manifestantes del miércoles eran comparables a los ambientalistas de Greenpeace que se abrazan a los árboles milenarios y animales en peligro de extinción, y les asignó el gracioso neologismo de "ambientarenantelistas". > > Nos cuesta imaginar qué opinan...

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