Se acerca un film magistral

Hay que estar preparado para verla, porque Amour, la nueva película de Michael Haneke que se acerca a Montevideo, es una experiencia devastadora. Cuando la anciana (Emmanuelle Riva) sufre un ataque y queda con medio cuerpo paralizado, su marido (Jean-Louis Trintignant) debe atenderla a toda hora. Es una tarea agotadora que incluye movilizar, alimentar e higienizar a la mujer, además de acompañarla y consolarla. Eso se prolonga a través de la película a medida que la enferma se agrava, pierde el habla, delira y por último parece agonizar. El relato es la minuciosa descripción de esos cuidados, pero las historias de Haneke (La profesora de piano, Caché, La cinta blanca) son trampas por debajo de las cuales se abre un abismo de significados.Como si se tratara de un pase de magia, la desnudez del cine de este realizador parece al comienzo una puerta cerrada, detrás de la cual el estruendo de unos bomberos se mezcla con la belleza sonora de una sala de conciertos, y sin embargo esa puerta se abre silenciosamente para que el público la trasponga sin darse cuenta, hasta encontrarse sumergido en un tejido dramático invisible. En este caso la devoción conyugal y su rito cotidiano, armados sobre la pequeñez de cosas tan simples somo la hora del desayuno o la de ir a la cama, son apenas un hilo que conduce al fondo, no solo para guiar lentamente a los personajes sino también al espectador.Con esta película sucede lo...