Un acto de profundo civismo

Más allá del contenido del mensaje del presidente Luis Lacalle Pou, el acto del sábado pasado en el Parlamento merece varias lecturas. Una de ellas obliga a enfatizar su profundo sentido cívico y democrático.Debe destacarse que el presidente haya ido en persona a dar su informe anual ante la Asamblea General. La Constitución establece que dicho informe debe presentarse cada año pero no necesariamente con la concurrencia del presidente.Lo habitual ha sido enviar un texto escrito, aunque en los años 90, el entonces presidente Lacalle Herrera prefería concurrir en persona al Palacio Legislativo.Estos rituales sirven para fortalecer la esencia democrática e institucional de un país y por eso fue relevante el gesto de Lacalle Pou.La presencia de los tres poderes en la sala selló el sentido cívico del acto: senadores y diputados de todos los partidos, ministros del gobierno y miembros de la Suprema Corte de Justicia. Esas imágenes ayudan a reforzar algo que los uruguayos valoramos muy especialmente, pero que debe cuidarse día a día pues se necesita muy poco para perder la pisada, tal como viene ocurriendo en tantos países.El presidente puso mucho de sí para que ese mensaje de valoración institucional se trasmitiera con claridad. Por ser esta su última presentación, Lacalle Pou insistió en los logros obtenidos, aunque recordó que todavía quedaban 354 días y por lo tanto había mucho aún por hacer.El tono del presidente fue calmo y claro. La oposición (o al menos una parte de ella) entendió que el tono pareció más apropiado para un acto partidista.No fue partidista. Marcó, sí, lo realizado, señaló con deferencia a quienes trabajaron en cada una de las áreas y remarcó lo importante que fue la coalición y lo bien que funcionó. Eso no es hablar para un mitin, sino dejar constancia de cómo actuó el gobierno. Que por supuesto está integrado por políticos y cinco partidos. Su discurso por lo tanto, será político aunque no por ello propio de un acto partidario.En algunos momentos fue crítico hacia la oposición, pero el tono presidencial fue correcto, respetuoso y nada estridente. Las críticas hacia el Frente Amplio eran esperables y nunca fueron en términos inapropiados.La oposición por su parte, jugó un rol en similar dirección. No aplaudió todo lo dicho (nadie hubiera esperado...

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