Ahora vamos por la Estación Central

La reinauguración del Hotel Carrasco ha actuado como un estímulo a la alicaída autoestima de los montevideanos. Hartos de una capital sucia y abandonada, ver el renacimiento del majestuoso edificio es algo que reconforta y nos lleva a pensar que es posible vivir en una ciudad mucho mejor, siempre y cuando el Estado se mantenga lejos y sin poner obstáculos. El ingreso a Montevideo por el Este recuperó su mejor postal, gracias a una inversión privada de empresas extranjeras de 80 millones de dólares. Una gran carta de presentación para un país cuyas autoridades califican de destino turístico clave; pero se olvidan -a vía de ejemplo- que la peatonal Sarandí y la Plaza Matriz toda se han convertido en una feria de baratijas. Sí, la Plaza Mayor de la ciudad, remozada hace poco más de un año, y la calle por la que transitan los visitantes extranjeros de forma ineludible, por ser el eje central del casco antiguo de Montevideo.Ahora que llegar por la Rambla, desde el Este, es un regalo para la vista y motivo de orgullo, es momento de reclamar que suceda lo mismo con el acceso Oeste. ¿A qué me refiero? A la Estación Central de Ferrocarril que -como en su momento el Carrasco- vive una agonía de décadas. El edificio construido por el ingeniero italiano Luis Andreoni fue inaugurado al público en 1897 y funcionó durante un siglo y meses, hasta que en enero de 1988 el gobierno del presidente Julio María Sanguinetti suprimió los trenes de pasajeros. Ya por entonces, la Estación Central mostraba síntomas...

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