La amenaza de los mediocres

Uruguay arrastra tras de sí muchos traumas que han sido producto de la cultura política hegemónica que predominó durante el siglo XX, y de la que ya entrados en el siglo XXI y a pesar de los cambios sociales, económicos, tecnológicos, y culturales acaecidos en el mundo entero y que de distintas maneras nos impactan, aún no nos hemos podido desprender.Hemos padecido la desgracia de la medianía y de la mediocridad, en una combinación variable en su dosis de cada una de estas, que según la época nos han embromado en mayor o menor medida.Quizá el signo más significativo de todo esto, es la realidad palpable de condena al éxito con la que hemos aprendido a convivir. Un fenómeno que ninguna sociedad que se precie de querer ir a más se permite tolerar.Porque como es normal, el que se esfuerza por destacar, busca precisamente el reconocimiento. Ya sea el económico por su logro (y por ende su bienestar), o el meramente moral.Aquí invertimos la ecuación castigando al que triunfa al ostracismo, acosando al malla oro, y aplaudiendo como si fuera un paradigma de la ética a quien hace del pobrismo un dogma.Si no hay éxito no hay desarrollo, y si no hay desarrollo no se reparte.Bajar el gap, desestimulando a quienes buscan suceso económico, empresarial, profesional, o del tipo que sea, solo logra que los pobres sean más pobres.Por eso, nadie debería comprar el discurso de que un gobierno (cualquiera), fija sus políticas a favor de los más privilegiados.En todo caso, si quien gobierna es prudente (como ahora) lo que se privilegia es el desarrollo, porque de la mano de este es que se tira para adelante a los de más atrás.En momentos de tensión, de animosidades políticas, de prematuros cálculos electorales, los actores políticos -particularmente los de la oposición- deberían pensar cual es la forma correcta de posicionar al país de cara al futuro y al mundo que nos toca vivir.¿Será un discurso de principios de siglo XX apuntando a un emparejamiento mesocrático? No la veo. ¿Uno de paisito cerrado a la comarca y autoprotegido de lo foráneo? Fuera de foco, total. ¿Uno romanticón sesentista con dejos de mayo francés y flower power donde la utopía de la igualdad material predomine? Tampoco. ¿Uno combativo en plan lucha de clases? Menos que menos.¿Cuál será entonces?Para empezar, debe ser uno que reconozca la importancia de la apertura al mundo, la relevancia de jugar según las reglas imperantes que el Uruguay no puede cambiar, que los intereses de la patria están...

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