Frente Amplio: la hora de pujas internas y gestión errónea

DANIEL HERRERA LUSSICHLa caída en picada de la intención de voto al Frente Amplio, demostrada en la última encuesta de Cifra, ha suscitado en el conglomerado gobernante distintas reacciones, duros antagonismos y propuestas pacíficas.Las diferencias de criterio en las prácticas empleadas surgen claras en la respuesta que el vicepresidente del FA, Juan Castillo, le hizo al secretario de la Presidencia, Alberto Breccia, para que los arduos problemas del frenteamplismo se ventilen dentro y no hacia fuera, aludiendo a sus declaraciones sobre enfrentamientos que existen por la disputa de "chacras" o parcelas de poder.Pero el presidente José Mujica es duro de contener en su clásica verborragia, donde pasa bajando "récords" en ideas y proyectos que luego se convierten en recuerdos. En el último mes sin duda ha moderado algunos de sus términos, a los que siempre da un giro con sentido peyorativo al hablar de determinadas hortalizas cuando se siente ofendido con algún periodista porque pregunta demasiado o indaga en temas que le molestan. ¿Le llegaron las críticas?Y lo peor surge de su reiterado pregonar que carece de influencia y poder y que los legisladores frentistas no siguen sus directivas de gobierno. Hace pocas horas recordó las críticas que recibió cuando la última revisión ministerial, aunque el "sayo" la cayó bien, sacó sin muchas contemplaciones al ministro mejor valorado por la opinión pública: Lescano. ¿Los motivos? Aún los estamos por saber.ENFRENTAMIENTOS. Los duros antagonismos a los que referimos se materializan en la respuesta recibida por Danilo Astori del coordinador del Pit-Cnt, Marcelo Abdala. Mientras un alicaído vicepresidente instaba a mejorar la eficiencia en materia de seguridad, salud y educación, inmerso en la tibieza de una prudente reformista social-democracia, el dirigente Abdala, con la contundencia del más puro puño marxista, proclama que "la lucha de clases es inherente a un modo de producción en el que el trabajo se socializa cada vez más". (La República pág. 2 domingo próximo pasado). En otro tono, ante una callada y silenciosa intendenta Olivera, hundida probablemente en el desprestigio de su fracasada gestión, la ministra Kechichian sale en su auxilio pretendiendo que se le reconozca a la labor municipal logros secundarios (el éxito del Carnaval, el auge del cine, la reparación del Solís, el bus turístico) que ni siquiera por asomo mitiga o atenúa el déficit notorio en las tareas fundamentales e imprescindibles de todo jefe...

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