Anuncian película de gran interés

JORGE ABBONDANZAEn un par de semanas se estrenará Laberinto, una película norteamericana que las malas lenguas calificarían como un dramita hogareño. Pero es algo más que eso, porque su estilo se ubica en el reverso del sentimentalismo que Hollywood suele esgrimir como herramienta dramática, con la que ha estropeado durante décadas muchos planteos interesantes, inventándoles conclusiones emotivas que Frank Capra habría envidiado en sus años de oro como rey de las fábulas y el optimismo cívico. Afortunadamente, Laberinto es otra cosa.Su relato no concede facilidades al espectador, sino que lo obliga a ir armando la historia en su cabeza, a partir de datos sueltos y graduales, como a menudo ocurre en la vida cuando alguien va enterándose de un problema desconocido. La película no está armada así por capricho, sino porque el caso que ilustra pertenece al terreno bastante oculto de los dolores reprimidos y los duelos postergados. Al comienzo solo se ve a un matrimonio joven que sobrelleva tensiones y ocasionales discordias, no solamente entre sí sino también con parientes, vecinos y amigos. Poco a poco se sabrá que esa pareja ha sufrido una muerte en la familia, parece incapaz de superar el golpe y por ello su padecimiento se desahoga a través de actitudes crispadas y alguna violencia verbal, que se aclaran...

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