Aplausos y silbidos totalmente errados

Un síntoma de la confusión que padece un sector de la izquierda nacional es que el domingo pasado Raúl Castro fue aplaudido en la plaza Independencia, en tanto se oyeron silbidos para Juan Carlos de Borbón. Ni lo uno alcanzó a ser una ovación ni lo otro llegó a ser una rechifla, pero los hechos -ocurridos cuando ambos visitantes se adelantaron a saludar a Tabaré Vázquez- indican que algo anda mal en ciertas cabecitas.

Raúl Castro es un dictador con todas las letras. Dictador por derecho de herencia pues se alzó con el poder absoluto en 2006 por ser miembro de la dinastía Castro y como sucesor de su hermano Fidel. Al filo de cumplir 84 años, administra el legado de unarevolución que más de medio siglo después de iniciada no admite oposición ni prensa libre y ni siquiera logra alimentar bien al pueblo de Cuba. Comunista antes que el propio Fidel, sigue sin creer que la libertad y la democracia son valores esenciales, algo que debería inquietar a cualquiera que acompañó a nuestro constitucional y pacífico cambio de mando del 1º de marzo. > > Juan Carlos, rey emérito de España, también llegó a Jefe de Estado como miembro de una dinastía muy diferente, la de Borbón, pero lo hizo para conducir desde 1975 en adelante la transición de su país de la dictadura a la democracia. Una transición difícil en una sociedad marcada por una guerra civil y amenazada por un golpe militar que no se concretó gracias a la acción de este monarca hoy retirado. Pese a las críticas que le prodigaron en la última fase de su reinado, la mayoría de los españoles reconoce la gran contribución que hizo a su país.> > Desde una perspectiva netamente uruguaya, cualquier comparación objetiva entre ambos deja mal a Raúl Castro. Capitoste de los militares cubanos, no vaciló en apoyar las injerencias en Uruguay cuando desde La Habana se fomentó la guerrilla tupamara alzada...