Argentina y el dilema de la frazada corta

Daniel Artana (*)A pesar de una incipiente recuperación económica luego del colapso de actividad observado en el segundo trimestre del año, la economía argentina transita días complicados. Hay varios factores a señalar.Por un lado, el mejor desempeño en mortalidad cada millón de habitantes que mostraba Argentina en relación con los países más afectados empieza a diluirse. A finales de julio, por ejemplo, con 73 muertos por millón, Argentina tenía alrededor del 20% de la mortalidad de Estados Unidos, de 8 países europeos con diferente éxito sanitario y de 6 países Latinoamericanos(1). A finales de septiembre, y sin considerar la reciente corrección realizada por la Provincia de Buenos Aires, la mortalidad había trepado a 365 que era alrededor del 60% de la observada en Estados Unidos y de los países latinoamericanos incluidos en la comparación, y ya alcanzaba al 85% del promedio de los 8 países europeos mencionados.> > En segundo lugar, la caída interanual en el PIB y en el empleo, observada en el segundo trimestre del año, es de las más altas de los países incluidos en el Gráfico 1. La prohibición de despidos y la duplicación en la indemnización no podían atenuar el impacto de la recesión en el segmento de la población donde se sabía que el riesgo era mayor: informales y cuentapropistas. Este problema es general en otros países de Latinoamérica con la información disponible para ambas variables, como puede verse en ese gráfico. Los datos de Brasil sugieren que sólo una menor caída del PIB fue efectiva para moderar la caída del empleo.La estrategia oficial respecto de la pandemia genera dudas que se suman a las tensiones políticas dentro de la coalición de gobierno. En una situación económica con desafíos inéditos no había espacio para que conflictos políticos deterioraran aún más la confianza. Algunos ejemplos de decisiones políticas que agravan las desconfianza son los cambios sin fundamento técnico en las reglas de juego sectoriales, las declaraciones contradictorias de miembros del gobierno sobre diversos temas, los vaivenes en las regulaciones cambiarias y el llamado impuesto a las grandes fortunas (que en verdad es un desprolijo gravamen a tasas elevadísimas sobre activos productivos y bonos que, en el caso de los radicados en el país, sufrieron pérdidas de valor inusuales por la pandemia y la frágil macroeconomía).> > En ese contexto, no debe llamar la atención que la renegociación favorable de la deuda en moneda extranjera calmara...

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