Arrasa

A Maduro le salió mal la primera ronda de conversaciones en el palacio de Miraflores. No sólo de consignas vive el hombre. Él, su gobierno, y media Venezuela, por primera vez debieron (o pudieron) escuchar en silencio las quejas y recriminaciones de una oposición que representa, cuando menos, a la mitad del país.El revolucionario es una criatura voraz y extraña que se alimenta de palabras huecas. Era muy fácil declamar la retórica revolucionaria con voz engolada y la mirada perdida en el espacio, tal vez en busca de pajaritos parlantes o de rostros milagrosos que aparecen en los muros, mientras se acusa a las víctimas de ser fascistas, burgueses, o cualquier imbecilidad. > El oficialismo habló de la revolución en abstracto. La oposición habló de la vida cotidiana. Para los espectadores no dogmáticos el resultado fue obvio: la oposición arrasó. Es imposible defenderse de la falta de leche, de la evidencia de que ese pésimo gobierno ha destruido el aparato productivo, de la inflación, de la huida en masa de los venezolanos más laboriosos, de las pruebas de la corrupción, del saqueo perpetrado por la menesterosa metrópoli cubana, del hecho terrible que el año pasado fueron asesinados 25 000 venezolanos por una delincuencia que aumenta día a día.> ¿Por qué Maduro creó esaguarimba antigubernamental en Miraflores? ¿Por qué pagó el precio de dañar la imagen del chavismo y mostrar su propia debilidad dándole tribuna a la oposición? > Tenía dos...

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