El arte de vivir del arte

Pese a que Uruguay tiene una prolífica vida cultural, la enorme mayoría de los actores, músicos o escritores deben compartir su profesión con un trabajo que les asegure el sustento diario. La incertidumbre del día a día y el Estado como gran empleador.

A Gabriel Szollosy le quedan tan solo $ 7.000 en su cuenta y no sabe cuándo volverá a tener dinero. El documentalista, director de El destello y Dos horas en el alba , admite que lleva una vida austera y que recibe plata por su trabajo una vez al año, pero sabe administrarse y la situación no le preocupa. Suele aplicar a fondos en Uruguay y el extranjero para financiar sus películas y aunque no gana mucho, es lo suficiente para seguir con su "ritmo de cachila". En su casa en el balneario de Biarritz puede disfrutar de sus largos tiempos de ocio, esos que le dejan tener la "cabeza alerta" para pensar en sus documentales: "ahora miro al cielo y veo un aguilucho encima mío; puede ser el principio de algo".

Nicolás Molina, líder de la banda Molina y Los Cósmicos, lleva una doble vida y cada tanto le pasan cosas desopilantes, como cuando estaba por probar sonido en uno de los festivales más importantes de Estados Unidos, el South by Southwest en Texas, y tuvo que resolver por teléfono la rotura de un horno de su panadería en Castillos. El rochense, de 31 años, tiene dos discos en su haber, un show en La Trastienda y contrataciones internacionales, pero no deja su panadería, de la que habla con orgullo. Dice que tiene un valor simbólico porque perteneció a sus padres, que reparte el pan todos los días y que de su comercio dependen seis familias. Tiene claro que muy pocos pueden vivir exclusivamente de la música. Del primer disco a la banda le quedó una ganancia de US$ 2.000 pero la invirtieron en música. "Nos permite no tener que hacer un hit para ganar más dinero y ser nosotros mismos", comenta.

Fernando Amaral, con una dilatada trayectoria en el teatro y el cine, también optó por un trabajo que le permita tener una seguridad económica y desarrollar su arte sin constricciones. Protagonista de la película de Daniel Hendler Norberto apenas tarde y figura recurrente del teatro para adultos e infantil, es también vendedor de seguros. "Ahora me está yendo divino con la actuación, pero dentro de dos años no sé. Como en el trabajo no me hacen drama ¿para qué cambiar si me va bien en las dos cosas?", se pregunta.

Amaral, de 44 años, dice que el medio es muy inestable, que una obra puede funcionar bárbaro pero otra no dejar dinero, que en el cine y la televisión en ocasiones los actores tienen que bajarse el sueldo para que la producción salga a flote y que por función se cobra en promedio unos $ 500. A un ritmo de dos funciones por semana, el total recibido da $ 4.000 por mes, sin tener en cuenta el tiempo de ensayos, que suele llevar unos tres meses.

Szollosy, Molina y Amaral son tres ejemplos de personas que hacen un arte de vivir del arte, situación que está lejos de ser nueva en Uruguay y la región, pero que volvió a estar sobre el tapete en la entrega de los Premios Platino en Punta del Este, en la que actores y directores reclamaron mayores apoyos.

En Uruguay la reivindicación abarca a los trabajadores de distintas disciplinas. Se da una paradoja: si bien la mayoría de los artistas no vive exclusivamente de su labor creativa, el país se caracteriza por tener una gran cantidad de gente que tiene inclinaciones de este tipo. Entonces, la pregunta obvia es: en Uruguay, ¿se puede vivir del arte?

"Creo que si miramos el país hace 10 años nadie vivía del arte, hoy ha cambiado pero son pocos, salvo que los contrate el Estado o, excepcionalmente, un privado. Pero hay una consciencia creciente del rol del artista, que se ve reflejada, por ejemplo, en que se ha incorporado al sistema oficial el Bachillerato Artístico", sostiene Sergio Mautone, Director Nacional de Cultura.

En la actualidad, los jóvenes que eligen esta opción en quinto y sexto año representan el 5,3 % del total de la matrícula (4.013 alumnos en 2015). Si se observa la evolución desde 2005, la cantidad de alumnos que eligieron el Bachillerato Artístico se multiplicó por siete.

Los datos relacionados con los trabajadores de la cultura no son muy recientes pero permiten tener cierta aproximación al asunto. De acuerdo al estudio Cuenta Satélite de la Cultura, realizado por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), en base a datos de 2009, este sector emplearía a unas 20.000 personas (los números pueden ser mayores por la informalidad del área) y alcanzó una facturación de US$ 500 millones, el equivalente al 0,93 % del PBI, por encima de...

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