Atractiva comedia del cine italiano

De vez en cuando, el cine italiano produce un humorista que vale la pena registrar, pero no en la línea estridente de Roberto Benigni sino en el estilo discreto y sagaz de Massimo Troisi, un modelo del que ahora es ejemplo Gianni Di Gregorio. Ya había hecho una comedia muy disfrutable (Un feriado particular) sobre el solterón que convive con su madre y otras ancianas fastidiosas, y ahora llegó a Montevideo otro de sus ejercicios, La sal de la vida, para confirmar el tono asordinado y el sabor popular con que el realizador bromea sobre un jubilado que es padre de familia e intenta entablar relaciones con varias mujeres. Al margen de una madre cargosa, una esposa distante y una hija inestable, el catálogo femenino incluirá a una vecina cariñosa, una vieja amiga, una novia de adolescencia y una bella enfermera, aunque la timidez del protagonista entorpecerá esos vínculos.Lo irónico es que con ninguna de esas conocidas pasará nada, a pesar de que el hombre revolotea entre las más jóvenes con cierto espíritu de aventura pero ninguna intrepidez. Igual que en el título anterior, Di Gregorio dirige y también actúa en el papel central, donde impone su estampa de comediante con cara seria, dotado de una soltura natural para el género, sin desplantes y con humor apacible. En las películas de este talento no hay estallidos de comicidad...

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