Las ausencias ninguneadas

El centro de fotografía de la IMM -un orgullo para la ciudad- propone una exposición titulada “Ausencias”.

Según su presentación, Ausenciaspone rostro al universo de los que ya no están […], víctimas de la represión ilegal y la desaparición forzada de personas instaurada por las dictaduras militares del Cono Sur […]. Partiendo de material fotográfico de álbumes familiares, el fotógrafo regresa décadas más tarde a los mismos lugares para, en similares condiciones, volver a hacer aquellas fotografías, ahora con la hiriente presencia de la ausencia del ser querido, […] buscando contribuir a la construcción de una memoria social y ciudadana.> > Sospecho que la inmensa mayoría de los visitantes las verá como un peregrinaje sagrado; otros, si van, mirarán distraídamente a quienesse la buscaron, como me comentó un lector la pasada semana sobre Elena Quinteros:Lo que le pasó a esta señora no me genera lástima. Fue una delincuente y no una patriota.> > Por mi parte, he fijado mis ojos en cada par de fotografías, sin poner en juego una mirada política. Confieso que esas fotos me conmueven, son hijas del mismo patrón fotográfico que mis propios álbumes -la mayoría de los desaparecidos tendrían hoy mi edad- con las ausencias que el paso del tiempo o las vicisitudes de la salud han producido. Cuando pasamos la edad de los 60, se hace duro mirar viejas fotos. > > No obstante (me duele usar esteNo obstante), Ausencias participa del dominante gramscianismo. Este y otros varios trabajos del Centro de fotografía confirman que en la memoria y las reparaciones del pasado reciente existen vencidos y vencedores. > > Hace treinta y dos años que los uruguayos cargamos con el drama de la evaluación y la resolución de las consecuencias de la criminal violencia política iniciada en la década del 60. > > Lo cierto es que las izquierdas, desde la más radical a la más timorata (me resisto a llamarles moderados) han obtenido un pírrico triunfo, imponiendo una sola memoria al resto de la sociedad: unos muertos fueros elevados a los altares laicos -los políticamente útiles- y otros al altillo del olvido. Se ha impuesto un sistema de reparaciones y condenas unilateral y la imposición de una sola conmemoración, la del 20 de mayo. Ese día se recuerda el asesinato de dos legisladores: Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, parlamentarios del entonces denostado Poder legislativo; representante de la democracia burguesa para unos, centro de corrupción para el general Gregorio...

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