Avatares de un clásico

Roma ciudad abierta no es una pieza de museo. Despojada de toda retórica ingeniosa, uno de los males que envejece al arte, esta película clásica sigue emocionando, seguramente porque es cierto aquello que dijo el gran director Eric Rhomer: "La genialidad de Rossellini radica en su falta de imaginación".François Truffaut, otro grande, aclaró el concepto: falta de imaginación en el sentido de que "no le gustaban las invenciones, los artificios, no le gustaban los flash-back, no le gustaba nada de lo que significara una astucia. En el fondo estaba contra la ficción".En los hechos la idea primitiva proponía un documental que fue mutando al sumar historias recogidas en los periódicos y traídas por conocidos y amigos: Don Pietro Pellegrini, el cura protagonista está inspirado en dos sacerdotes mártires de los alemanes, Giuseppe Morosini y Pietro Pappagallo. Pina, cuyo asesinato corriendo tras un camión alemán se convirtió en una de las más célebres secuencias de la historia del cine, está inspirada en Teresa Gullace una madre de seis hijos, embarazada, muerta en circunstancias similares el 3 de marzo de 1944.Del mismo modo Cesare Negarville, dirigente comunista, amigo del guionista Sergio Amidei y director de L'Unità clandestina está representado vagamente en el personaje del ingeniero Giorgio Manfredi. La historia de los niños que acosaban a los alemanes, también es cierta. Estos son los principales pero no los únicos sucesos y personajes tomados de la realidad.Desde sus orígenes han corrido verdades y leyendas sobre el dificultoso proceso de realización. Son ciertas las dificultades para obtener película, siempre escasa, que obligaba a no repetir las tomas, al punto de que la muerte de Pina hubiese necesitado una nueva, más larga, porque la Magnani se cayó antes de tiempo. Hubo que solucionarlo agregando una toma lateral.También es cierta la falta de recursos y las mil y una piruetas que Rossellini hubo de hacer para obtener dinero e insumos, incluido el robo de electricidad. En cambio es falso que se filmara con película vencida y que no tuviera un guión detalladamente escrito. El investigador Stefano Roncoroni publicó en 2006 "La storia di Roma città aperta", que incluye el guión completo, y prueba que es poco lo concedido al azar. En los hechos para lograr una película en condiciones de extrema limitación se necesitaba mucha preparación sobre el papel y la ejecución de técnicos altamente competentes, otro hecho que suele olvidarse.Rossellini y su guionista...

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