Bancar la Bancarización

María José Maiorano / Ferrere AbogadosPuede debatirse hasta qué punto la inclusión financiera de los sectores de ingresos medios y bajos supone la bancarización. Lo que es cierto, es que este proceso, tanto a nivel cultural como en la práctica cotidiana, es inviable y será insostenible si no es buen negocio para la gente, el Estado y las entidades bancarias.Los latinoamericanos, pese a las diferencias de sus idiosincrasias y mercados, mantienen su renuencia a participar en el sistema financiero. Ese desgano puede explicarse por el desconocimiento de las posibilidades que ofrece o, más probablemente, por los costos de la formalización. En Uruguay, la temática está discutiéndose con renovado vigor desde que el Gobierno comenzó a empujar con cierta constancia en la dirección de bancarizar a todos los contribuyentes. Y, efectivamente, sin un dinámico programa estatal de estímulos e incentivos es improbable que los potenciales clientes y las entidades bancarias formales conformen un núcleo de negocios duradero.En ese camino, entonces, es imprescindible considerar qué puede motivar a cada actor del mercado en cuestión.El Estado como amable vigilantePara los uruguayos, utilizar servicios financieros sometidos al control gubernamental supone existir como sujetos de crédito, aportar tributos y percibir importantes prestaciones sociales otorgadas por el Estado. Implica, presumiblemente, liberarse de prestamistas y otros rigores de la informalidad. El Gobierno funda su impulso formalista en la ampliación de las políticas de integración social, en la batalla por la seguridad pública y contra el lavado. Para el fisco, además, saber cuánto, cuándo y a quién le pagamos, si cobramos o debemos, supone recaudar más y mejor los impuestos. Respecto del Estado, esa trazabilidad puede interpretarse como su conveniencia más inmediata. La que le compele a un papel fundacional en la deseada ampliación del mercado formal.Mercado ampliado y rentabilidadPara los bancos, el desafío es ganar dinero dándole espacio a los contingentes de nuevos formalizados a través de una oferta atractiva. Y, en ese negocio, evitar quedar comprometidos por el aumento de los costos administrativos, con el riesgo adicional de carteras cuyo respaldo no es el habitual. Otros retos enfrentan las entidades bancarias que no son bancos. Las cooperativas de crédito al consumo, los...

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