Basta de chantadas

Como la piedra de Sísifo que se desbarranca apenas llega a la cima, cada vez que la opinión pública cree que el tema de los títulos truchos o inventados está por fin terminado, aparece un caso nuevo que avergüenza a todo el mundo.Es evidente que el caso más sonado fue el del ex vicepresidente Sendic y su licenciatura en genética humana falsa. Y es evidente también que en los últimos años los casos se han concentrado, sobre todo, en el Frente Amplio (FA): por ejemplo, hubo sociólogos que no eran tales -incluso uno llegó a ser vicepresidente del FA-; un ingeniero agrónomo inventado sentado en el Senado; y hasta el ridículo caso de la candidata a vicepresidente de 2019 que no había terminado el liceo pero se definía como psicóloga social.El entramado político que parece así tan impune, en realidad convive sin fisuras morales con un mundo izquierdista universitario que ha naturalizado completamente estas prácticas. Tres ejemplos formidables: el caso de Olesker, que no es economista como siempre se dijo sino Magister en economía, y que recién ahora salió a aclarar el punto; el caso de un hoy exsocialista fundador del colegio de sociólogos, pero que nunca fue sociólogo; y el non plus ultra es el actual rector de la Universidad de la República, que en el proceso de su elección se supo que inventó poseer un doctorado y una maestría -dependiendo de qué reportaje o dato fuera el consultado, era una u otra mentira-.Hay algo positivo en todo esto: tantas presurosas mentiras por presentar títulos que no se tienen es, ciertamente, el reconocimiento implícito a la importancia de tales galardones. Es gente que, evidentemente, gustaría ser psicólogo, sociólogo, economista o doctor, por ejemplo, porque saben que esos títulos legitiman conocimientos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR