Todos beneficiados

COLONIA | JOSÉ MASTANDREAEl maestro Tabárez se despertó temprano. Se desperezó, se levantó, miró por la ventana y vio que el cielo estaba más celeste que nunca. Pensó en el partido de la tarde, y recordó, por algunos minutos, lo que fue la llegada de la selección de Sudáfrica, aquel 13 de julio que permanecerá por siempre en su memoria.Los jugadores fueron apareciendo de a uno, se aprontaron para el almuerzo y también pusieron la mira en Colonia, en el partido benéfico que tenían por delante, un compromiso ineludible de la "Fundación Celeste" que ellos mismos habían creado en la lejana Sudáfrica.Luego de dos horas y media de viaje, el bus de dos pisos que trasladó a la selección tuvo que sortear un mar humano. Brazos estirados hacia el cielo, gritos, fotos, banderas, todo a paso de hombre. Los últimos quinientos metros que separaban al bus del estadio Alberto Suppici fueron una locura. "La selección es un sentimiento nacional", reflexionó después Tabárez. ¡Cuánta razón!Afuera, casi 20.000 personas esperaban para entrar y (de alguna manera) homenajear a los celestes por su cuarto puesto mundialista. Hombres, mujeres y niños, todos unidos por una pasión.La primera ovación surgió apenas a los 4 minutos, cuando una corrida de Suárez por la punta terminó en el área chica y...

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