El Brexit o los abrazos rotos

Ha sido una separación en la que ha habido drama y desencuentros entre quienes nunca imaginaron que este día llegaría y quienes apostaron (y ganaron en un referéndum) a que estarían mejor divorciándose de la UE.> > En un divorcio siempre uno sale mejor parado que otro. Al menos así se sienten hoy los euroescépticos que en la consulta de 2016 se impusieron a los votantes que habrían deseado seguir bajo las regulaciones de la UE. Seducidos por un populismo nacionalista y antinmigrante que también recorría los Estados Unidos bajo Donald Trump, la corriente de Make Britain Great Again prendió en el imaginario de muchos. De la mano del hoy primer ministro británico Boris Johnson, tras más de cuatro décadas de membresía el Reino Unido abandona la esfera económica europea. Ha sido un camino por momentos traumático y en víspera de la fecha oficial de la ruptura hubo hasta lágrimas en un Parlamento Europeo donde se enfatizó la tristeza de "ver partir a un país que ha donado su sangre dos veces para liberar a Europa". > > En medio de esta disolución anunciada se produjo otra que también ha sacudido a los británicos, que van de un sobresalto a otro. Tal pareciera que el príncipe Henry y su esposa Meghan Markle se sumaron a la ola de independencia de la UE para poner tierra por medio. La pareja real no se limitaría a quedarse en el cada vez más insular Reino Unido, sino que acabaría cruzando el Atlántico para establecerse en Canadá. Si los compatriotas del hijo menor de Diana y el Príncipe Carlos habían roto las cadenas que para ellos representaba la UE, Harry y su esposa plebeya también se liberaban de la cárcel que para ellos simbolizan los...

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