Los buenos y los malos

Imposible negarlo. El debate político en Uruguay está cada vez más pobre, y en vez de discutir ideas, proyectos, o programas, lo que los ciudadanos escuchan de sus dirigentes son consignas chatas, eslóganes baratos, cuando no agravios y descalificaciones.En las últimas semanas, a medida que se acercan los tiempos electorales y crece el malhumor en el oficialismo ante las cada vez más irritantes lecciones filosóficas del presidente Mujica, que contrastan con su casi tan irritante impotencia para concretar aunque sea una reforma de importancia, este panorama se ha vuelto aún más deprimente."La derecha nos ataca despiadadamente porque teme nuestra unidad", decía en uno de sus intermitentes regresos a la política el ex presidente Tabaré Vázquez. "La derecha política y social quiere restaurar el viejo y perimido proyecto concentrador y excluyente", afirmaba la senadora Mónica Xavier, gran carta de renovación ideológica en el oficialismo. "La derecha no dispone de un proyecto nacional integral", sostenía por su parte el ex ministro de Economía Alvaro García, supuestamente uno de los cuadros más lúcidos de la nueva generación socialista. Y para seguir cuesta abajo, el diputado Semproni, haciendo referencia al "regreso" de Héctor Amodio Pérez, denunciaba que se trataba de un "operativo de inteligencia de la derecha".Ahora bien, ¿quién es esa fuerza derechista maléfica, implacable, que opera en las sombras para derrumbar el proyecto político que ha traído la bondad y la alegría al pueblo uruguayo? Ahí la cosa se vuelve un poco más complicada.Primero porque, a diferencia del panorama político europeo donde compran de segunda mano sus eslóganes buena parte de esta "elite" intelectual del oficialismo, aquí no existen ninguno de los componentes tradicionales que identifican a esa "derecha". Nunca hubo nobleza, la Iglesia ha tenido nula influencia en las decisiones políticas, ni tampoco existen fortunas aristocráticas con veinte generaciones de antigüedad. Parafraseando al recordado contador Damiani, "en Uruguay no hay ricos, sino riquillos".Pero en medio de este debate absurdo y estéril, hay palabras que ayudan a iluminar el camino. Por ejemplo las pronunciadas días atrás por la Dra. Graciela Bianchi, ex directora del Bauzá e histórica dirigente gremial de la educación, que tras décadas de militar en el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR