Buscando las manzanas podridas

ALEJANDRO CID | COLUMNISTA INVITADONo es la FIFA, pero estamos rankeados. En términos futbolísticos diríamos: "nos metimos entre los 20 mejores". El índice de percepción de la corrupción asigna puntajes desde el 0 (extremadamente corrupto) al 100 (sin corrupción). Uruguay obtuvo 72 puntos y esto lo coloca en el puesto número 20. Entre los menos corruptos: Nueva Zelanda, con un puntaje de 90. Y Somalia pelea el puesto de más corrupto, con un puntaje de 8.Dejamos atrás a Francia y España (puesto Nº 22 y 30 respectivamente), pero tenemos muchos escalones por delante para ser la Suiza de América (Suiza está en el sexto lugar).Transparency International (2012) elabora el índice: "La corrupción se traduce en sufrimiento humano, en familias pobres que son obligadas a sobornar si quieren ser atendidas por un médico o acceder a agua potable. La corrupción afecta la distribución de servicios básicos como la educación, y posterga las inversiones en infraestructura porque los corruptos hacen desaparecer los fondos. La corrupción se convierte en un impuesto sucio, y los pobres son sus víctimas principales". La corrupción es injusticia social.Hasta ahí, todos de acuerdo. Ahora bien, ¿qué es justo y qué es injusto en una sociedad multicultural como la que vivimos? En The idea of justice (2009) (La idea de justicia), el premio Nobel de Economía Amartya Sen, ilustra el problema: Anne, Bob y Carla son tres niñas que se están peleando acerca de quién es la legítima dueña de la flauta bajo disputa. Anne fundamenta que la flauta ha de ser para ella porque es la única de las tres niñas que sabe cómo tocar ese instrumento; Bob y Carla dicen que esa afirmación de Anne sobre su destreza con la flauta es correcta. Por otro lado, Bob señala que ella es la más pobre de las tres chicas y, siendo la más pobre, no tiene otros juguetes. Anne y Carla aceptan que Bob es la más pobre de las tres. Carla, por su parte, reclama también para sí misma la flauta fundamentándose en que ella ha trabajado esforzadamente por tres meses para preparar esa flauta y cuando llega el tiempo de apropiarse de los beneficios de su esfuerzo, Anne y Bob le expropian el fruto de su trabajo. Anne y Bob coinciden que efectivamente Carla ha preparado la flauta. Los reclamos de cada niña se basan en conocidas teorías. Los utilitaristas estarían a favor de Anne, pues la flauta le reporta una utilidad que es mayor que la de las otras dos niñas (es la única que sabe tocar ese instrumento). Los economistas pro-equidad...

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