Engañoso caballero

DURANTE SUS diez años de reinado, el emperador Vespasiano (69-79 d.C.) fue un hombre práctico. De origen humilde, había recorrido el Imperio Romano como soldado, y como tal se encontraba al frente de las legiones en Egipto, cuando se decidió a marchar rumbo a Roma para ordenar los asuntos públicos algo desquiciados por el inefable Nerón. Para Vespasiano ordenar poseía dos significados: ahorrar en gastos y cobrar impuestos. Remató las viejas magistraturas republicanas -a esas alturas verdaderos saludos a la bandera- a precios inauditos y designó como recaudadores de impuestos en las provincias del imperio, a los individuos más rapaces, para luego requisarles sus rapiñas. Todo un estadista. La idea que más le rindió en materia de recaudación consistió en construir urinarios públicos -que pasaron a la historia con el nombre de vespasianas- cuyo uso estaba gravado con un impuesto, en tanto la no utilización del servicio acarreaba el pago de una multa. No había elección, se pagaba siempre: un paraíso para los ministros de economía. El hijo de Vespasiano, el futuro emperador Tito, protestó airadamente por semejante arbitrariedad. La respuesta de su padre fue feroz. Puso bajo la nariz de Tito un puñado de sestercios de plata mientras le preguntaba si olían mal.TESIS.Si bien El significado social del dinero de Viviana A. Zelizer -doctora en Sociología por la Universidad de Columbia- estudia el trasiego simbólico del dinero en los Estados Unidos entre 1870 y 1930, la historia del viejo emperador y su hijo, le vendría de perlas para el sustento de su teoría. En el capítulo "El marcado del dinero" dice: "El dinero se multiplica. A pesar de la idea corriente de que `un dólar es un dólar`, vemos que las personas continuamente están creando distintas clases de dinero. Este libro muestra las diversas formas en las cuales las personas identifican, clasifican, organizan, usan, segregan, producen, diseñan, guardan e incluso decoran el dinero, a medida que van enfrentando sus múltiples vínculos sociales." A la luz de este principio, Tito sostendría que la procedencia del dinero lo marcaba de manera indeleble: era sucio por provenir de las letrinas y además lo era por el casi delictivo procedimiento recaudatorio con el que se obtenía. Sólo así se entiende el demoledor gesto de Vespasiano que por un lado reconocía el origen escatológico de los sestercios, y por el otro separaba el uso transaccional de la moneda de su origen espurio.El problema para la autora radica en que...

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