Cada uno hace lo que tiene que hacer

DIEGO FISCHERAbrir las ventanas, imaginar el futuro y sobre todo no olvidarse jamás que uno debe servir a la gente". Con estas palabras Nicoletta Mariolini sintetizó su trabajo en el Municipio de Lugano. Con dos períodos legislativos consecutivos a cuestas, Mariolini es uno de los siete consejeros municipales de la Alcadía colegiada que gobierna Lugano; una ciudad suiza de 56 mil habitantes que parece salida del país del nunca jamás. Este lugar de ensueño mira hacia un gran lago y está cercada por los montes San Bre y San Salvatore. La ciudad vive de los servicios financieros y del turismo que estos atraen y traen. Es uno los sitios más seguros del mundo. La gente camina sin temor, ni precauciones por todos lados, de día y de noche; especialmente ahora que es verano y la temperatura no baja de los 34°C aún después de la caída del sol.Aquí todo funciona y funciona muy bien. No se ve un papel en la calle, ni siquiera una colilla de cigarrillo, las plazas están colmadas de fuentes y canteros que desbordan flores. En todas las cuadras hay papeleras y expendedores de bolsas para excremento de perros. Sí, no es chiste, las bolsitas son naranjas y están escritas en italiano, alemán y francés y a nadie se le ocurre robárselas. Todas las paradas de ómnibus tienen carteles electrónicos que anuncian en cuántos minutos pasará el próximo. El tránsito es ordenado y apenas uno baja...

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