Un cambio de look lucrativo

¿Existe un precio para meses de cuidado, batallas con el peine y sesiones con el insoportable ruido del secador? Aparentemente sí. El mercado del cabello humano puede ser chico, pero existe. Y carteles, avisos en internet y clasificados en el diario son medios empleados para atraer a los potenciales vendedores. Y algunos responden.Lucía Escardó publicó su primer aviso de compra de pelo hace ocho años, recorriendo casas en busca de materia prima para sus extensiones. Hoy en la peluquería Las Escardó -ubicada frente al reinaugurado Hotel Carrasco- dos costureras confeccionan las extensiones a partir de pelo comprado. Según Escardó los interesados son muchos, y alrededor de tres personas se acercan cada semana a vender su pelo. Pero esto no garantiza la transacción. Por ejemplo, hay casos en que las propias personas cortan mal su pelo, arruinándolo, y en otros, el pelo ofrecido es tan corto que no sirve ni para confeccionar un cerquillo.Según Escardó, el pelo humano es muy valorado porque es difícil de imitar. Las extensiones sintéticas que se traen de China y Estados Unidos se venden, pero no se adaptan con la misma naturalidad que el cabello humano. Por ello, una buena cabellera se cotiza. En largo y en peso.Cada gramo de una cabellera de extensión menor a los 25 centímetro la paga a 10 pesos. De 25 a 50 centímetros, 20 pesos, y más de medio metro se cotiza a 30 pesos el gramo. Como resultado, una cabellera de medio metro se puede llegar a pagar hasta 2.500 pesos. Y las extensiones que resultan pueden salir entre 5.000 y 12.000 pesos.A Mía Pelucas llegan alrededor de 10 "proveedores" por mes. Según Oscar, empleado del local, no hay pelos malos, sólo distintos. El mas cotizado es el blanco -al parecer...

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