Campaña sucia que no paga

Uruguay enfrenta esta nueva campaña electoral con un clima social y económico envidiable. Bajo desempleo, economía aún creciendo, buenos indicadores en casi todos los rubros. Se podrá discutir si el manejo de esta bonanza, en buena medida importada, ha sido el mejor, pero no hay propuestas rupturistas ni ofertas de cambios incendiarios.Sin embargo, el clima de la campaña está poniéndose cada vez más sucio.Claramente este tono confrontativo ha sido impulsado desde el oficialismo. El ascenso del candidato nacionalista Luís Lacalle Pou parece haber revuelto el clima confiado y autosuficiente en el partido de gobierno, y lo han lanzado a una ofensiva ciega y agresiva. Sus medios afines lo han puesto en portada disfrazado de Rambo, y sectores tradicionalmente centrados como el Partido Socialista, han dado rienda una iracundia tan incomprensible como injustificableLas redes sociales, ese fenómeno vidrioso y que suele regurgitar toda la basura que la sociedad no logra canalizar por vías más constructivas, también están siendo un reflejo de este ambiente. Y han sido el caldo de cultivo perfecto para un clima de confrontación y violencia verbal que poco tiene que ver con el tono de las propuestas concretas de la campaña, ni con el momento del país.El último ejemplo de esta "guerra sucia" lo ha dado, tal cual es su costumbre, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, quien aprovechando un comentario sacado de contexto de un asesor de Lacalle Pou ha salido a denunciar que el candidato pretende eliminar las transferencias en dinero a los sectores más desfavorecidos. Esto, cuando lo que se planteó, claramente, fue un concepto filosófico distinto acerca de los mismos, y que entiende en forma más que razonable, que a medida que la gente vaya mejorando, esa asistencia debe ir siendo eliminada. Tan razonable que es precisamente lo que viene haciendo el propio gobierno, que ha anunciado que el Mides pasó de dar 90 mil tarjetas de asistencia a 62 mil. ¿Entonces?El gran problema con este enfoque de campaña que tiene el oficialismo, es que no paga. Las últimas encuestas muestran un descenso sistemático de las preferencias hacia Tabaré Vázquez, y un ascenso casi igual en la intención de voto a Lacalle Pou. Cuando uno ve el tono...

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