El campeón lejos de un paraíso tropical

Hace cuatro años, Alemania se hospedó en un hotel de cinco estrellas en una pequeña y pintoresca isla de Brasil, con una vista espectacular a la selva y al mar que la inspiró para ganar su cuarto Mundial.

Esta vez, los defensores del título reemplazaron su paraíso tropical por un hotel de ladrillos rojos en Vatutinki, un pueblo al borde de una monótona autopista que sale de Moscú rodeada por docenas de enormes torres de edificios.

Joachim Löw dijo esta semana que el hotel cerca de Vatutinki tiene “el encanto de una gran escuela deportiva” y que el lugar es mejor que un hotel de mayor rango.

Fotos del presidente ruso Vladimir Putin y de su antecesor Boris Yeltsin adornan las paredes de la gran estructura, cuya arquitectura de alguna manera se entrelaza con el pasado soviético de Rusia.

Para Löw y sus jugadores, un hospedaje menos lujoso en el Mundial no es un problema y no será usado como excusa.

“Escuela de deportes si, está bien, pero estamos acá para hacer deporte”, dijo en conferencia Toni Kroos.

Creo que está bien. Podemos pasar...

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