Una cancha vergonzosa

De un tiempo a esta parte el fútbol se ha transformado en fuente permanente de noticias y de noticias malas. No por resultados alcanzados dentro de una cancha, sino por problemas ajenos a la práctica del deporte y que tienen que ver con una politización extrema de sus organizaciones, una lucha intestina por temas de negocios y la violencia que se ha instalado en sus escenarios.A poco más de 40 días del Mundial, es muy preocupante el panorama, porque se ve que no hay estructuras firmes que a nivel institucional respalden una buena actuación deportiva y, por el contrario, la situación de orfandad de la selección celeste es casi total. Es una lástima, porque si hay algo que une a todos los uruguayos, sin importar credo, raza o afinidades políticas, es su pasión por el fútbol, su amor incondicional a la celeste y más en la máxima justa deportiva.El último episodio protagonizado nada menos que por altas autoridades de la Mutual de Futbolistas, entidad que debería enarbolar la bandera de ese sentimiento tan especial que forma parte de la identidad de los orientales, es vergonzoso. Que se utilice la figura de Edgardo Alcides Ghiggia, un ícono nacional, el único sobreviviente de la gesta de Maracaná, autor del gol que nos dio el último título Mundial y silenció a 200.000 brasileños que atiborraban el estadio de Río de Janeiro, para la campaña política partidaria es de una mezquindad moral que irrita. Y si todavía lo que se dice es mentira, la falta de respeto se convierte en una afrenta para todos los uruguayos. No hay dudas de que los tiempos y los valores cambian y no para bien.Pero hay más y peor. El fútbol se ha convertido en un nuevo campo de lucha entre las principales fracciones del Frente Amplio. El FLS de Danilo Astori y el MPP de Mujica. Dos groseros episodios registraron esa "guerrita": el primero, fue el perdón de la deuda, por decisión presidencial, que el empresario Francisco Casal debía a la DGI a juicio de ésta. Astori salió a respaldar a la DGI y a rechazar la posibilidad de que se archivara sin decisión judicial. Mujica argumentó que la deuda era un disparate y que el Estado estaba condenado de antemano a pagar una suma millonaria por el mal manejo que se hizo del asunto. Si esto fuera verdad, debía haber destituido a quienes así procedieron; no podían quedar un día más en sus...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR