Carencia de visiones políticas

La reciente convocatoria de los responsables de la economía mundial en ocasión de la reunión anual del Banco Mundial-Fondo Monetario Internacional y las habituales reuniones paralelas en otros ámbitos confirmaron que el mundo desarrollado sigue desnorteado, arriesgando que sus economías entren en un invierno largo en materia de crecimiento.Para quienes somos veteranos en este tipo de eventos, casi tres décadas de asistencia permanente, el evento estuvo contaminado de ciertas dosis de surrealismo. El mundo en desarrollo estuvo ausente del foco de atención, esta vez por razones buenas. En tanto, jerarcas y expertos de diferentes tiendas planteaban una cacofonía de diagnósticos y propuestas para resolver los problemas que aquejan a Estados Unidos y Europa.Y para aquellos que conocimos de primera mano el vértigo con que se desatan las crisis una vez traspasados ciertos límites, presenciar ese espectáculo genera un cierto sentido de angustia y frustración. Ello como resultado de ver una miopía contaminada de arrogancia en gente experimentada que entiende que puede imponerse sobre los límites que establece la realidad y comandar los tiempos en la instrumentación de las medidas correspondientes. Además, ignorando las consecuencias que su postura puede irradiar sobre el resto del mundo, en particular sobre los países en desarrollo.TEMAS PENDIENTES. El eje central del problema entre manos gira sobre dos problemas básicos. En el caso de Estados Unidos, la pregunta esencial -aún sin respuesta con un consenso amplio- es cómo retomar el crecimiento como forma de mejorar el empleo, asegurar la consolidación fiscal y disminuir la carga del endeudamiento. Para ello, la Reserva Federal viene desplegando todo su arsenal de herramientas, entre ellas últimamente la pretensión de bajar las tasas de interés de largo plazo como forma de estimular la inversión. El mecanismo anunciado es recomprar su deuda de largo plazo para disminuir su retorno y, al mismo tiempo, emitir deuda en la parte corta de su curva. Esa idea, ya aplicada en la época de la Administración Carter y conocida como "twisting the curve", no generó mayores resultados. En definitiva, nos encontramos en un período de cierta alquimia macroeconómica, que trata de escabullir problemas estructurales que requieren otro tipo de políticas.Un ejemplo es el déficit creciente de la Seguridad Social promovido por el envejecimiento de la población. Este aspecto estructural negativo, distintivo del mundo desarrollado...

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