Casi un polaco

Felipe PolleriJÓZEF TEODOR Konrad Korzeniowski o, mejor, Joseph Conrad (1857-1924) elogia en Lord Jim a esos hombres, ni demasiado inteligentes ni demasiado imaginativos, que siempre cumplen con su deber. Elogia a esos hombres que creen "en unos cuantos sencillos conceptos a los cuales tenemos que agarrarnos, si es que queremos vivir decentemente y morir bien". Así, carente de toda originalidad y de todo brillo, es el capitán de Tifón; salva a los demás porque sencillamente hace lo correcto, porque cumple con su deber sin que ninguna idea, tan novedosa como inoportuna, sea capaz de apartarlo un ápice de las responsabilidades de su cargo. Es un héroe, pero no lo sabe. Y si lo supiera, no le importaría. Hizo lo que debía hacer, y lo mismo hará la próxima vez con la misma naturalidad inexorable. Los héroes de Conrad, de una sola pieza, son ingleses. Su flema, su sentido común, la idea precisa que tienen de sus derechos y deberes en una sociedad altamente organizada y razonable, constituyen la quintaesencia del carácter inglés. Resulta que Conrad era polaco. Resulta que su padre fue un conocido patriota polaco que murió, como murió su madre, a consecuencia de las privaciones sufridas como prisioneros políticos bajo el yugo del imperio zarista. Conrad le dio la espalda a su país y a su pasado y, luego de navegar como marinero, oficial y capitán durante algunos años, terminó siendo uno de los grandes...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR