Castellanos revive el asesinato de Luciana Bentancur en vano

GUILLERMO LORENZORicardo Bentancur llegó manejado el auto rojo que era de su hija Luciana . El mismo auto que hace poco más de dos años la propia Luciana usó para volver de Montevideo a Castellanos (Canelones) luego de haber estado en la capital por un curso relacionado a su profesión.Ricardo estacionó el auto a una cuadra de donde vivía su hija. Y en las inmediaciones de la casa ya estaba pronto un vallado que la Policía había montado sobre la cuadra de pedregullo de esa pequeña localidad canaria, para evitar el paso de la gente hasta el lugar. En la puerta de la casa de Luciana, donde también funcionaba su consultorio odontológico , estaba parada una camioneta de la Policía Científica y todavía estaban la pancartas de letras negras, que pusieron los vecinos, y que dicen "Justicia por Luciana".A Ricardo le pidieron que volviera a su auto y lo estacionase al lado de la casa de Luciana, exactamente en el mismo lugar donde su hija lo dejó la noche del 4 de setiembre de 2019, cuando fue asesinada de 49 puñaladas . Él accedió y luego volvió caminado a la zona que quedaba fuera del vallado.> > Ricardo estaba en silencio, respirando el dolor. La misma respiración de algunos de los del pueblo, que tiene algo más de 1.000 habitantes. Y ese dolor era porque se estaba por reabrir la herida que nunca cicatrizó sobre la tragedia más fuerte que le tocó vivir a Castellanos."Me costó mucho venir hasta acá", dice una vecina de Luciana a El País. Son las 8 de la mañana y el silencio que hay en el pueblo es interrumpido solo por la cantidad de policías que caminan de un lado al otro y por la cantidad de camionetas policiales. Pero en una de esas camionetas, en una van, están "ellos". "Ahí adentro es que están ellos", comenta otra vecina de Luciana. Y "ellos" son los cuatro hombres que están imputados por la causa del crimen de la odontóloga de 35 años. Y tres de ellos son del mismo pueblo. Y por eso los conocen, y eso también indigna. > > El dolor de abrir una herida aún fresca parece quebrar a los habitantes del pueblo, que esperan se haga justicia. El motivo de estar de nuevo en el lugar de la tragedia es hacer una reconstrucción del caso para avanzar de cara a un juicio oral.A la cantidad de policías que hay frente a la casa de Luciana se suma el juez Humberto Verri y las fiscales Alicia Schiappacasse y Mariana Bentancor. Todo está pronto para empezar a reconstruir aquella noche que marcó a Castellanos.> > Juez, fiscales y policías comienzan a caminar...

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