El catequista habla por primera vez

A casi un año de iniciado el juicio al catequista del colegio Clara Jackson, por presunto abuso de menores, el caso aún sigue abierto. El docente accedió a hablar con El País y ratificó su inocencia. Todavía busca explicaciones a "lo que pasó", dice.Fueron 6 las denuncias que el catequista Javier Caballero recibió en septiembre del año pasado por abuso de menores, de entre 5 y 8 años, del colegio Clara Jackson. Fue detenido y tras declarar, la jueza Graciela Eustachio, al frente del caso, decidió dejarlo en libertad bajo presumario, mientras continuaban las investigaciones.Hasta el día de hoy el juicio ha pasado por varias instancias, entre declaraciones de testigos de ambas partes y pericias a las niñas involucradas. El acusado, asegura su inocencia y espera que este "tortuoso proceso" que lo tiene como protagonista, termine pronto, dijo a El País, al acceder a una entrevista.Caballero, de 37 años, se desempeñaba como docente y animador en el colegio Clara Jackson de Heber desde hace 16 años. Tras las denuncias, presentó la renuncia. También era docente en el colegio Santo Domingo hace 11 años, pero después del incidente él mismo decidió dejar el cargo.Afirma que "motivos personales" de una de las madres de las niñas denunciantes pudo haber sido la causal que desencadenó las denuncias, a su criterio, "inexistentes", y asegura que no entiende por qué después de 16 años de trabajo en una misma institución pasó a ser "de un muy buen docente al peor tipo del mundo"."De golpe vieron algo raro en mí, después de 16 años de trabajo. Los niños no mintieron. Fueron los padres los que indujeron a eso. Y no lo digo solo yo, que sé cómo fueron las cosas, lo dicen las pericias a las niñas. He pensado mucho por qué pudieron hacer esto y tengo alguna idea en la cabeza", dijo a El País. A continuación un extracto de la entrevista.-¿Cuál fue, concretamente, la acusación que recibió en su contra?-Atentado violento al pudor. Dicho en otras palabras, manoseo. Estas niñas decían que les tocaba la cola, algunas por abajo del pantalón y otras por arriba de la ropa. Los gurises se me trepan encima. Yo los puedo agarrar, bajar, hacerle upa. Una cosa es hacerle upa y levantarlo y otra es tocarle la cola. Lo tengo muy claro. El que me conoce sabe que soy el primero que le dice a los gurises que tienen que contarle a los padres todo lo que pasa en el colegio. Justamente, para la tranquilidad y la confianza de todos. Estoy muy agradecido con las muestras de cariño que he recibido de...

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