Celac y Davos: dos caras de un mundo interrelacionado

Carlos SteneriDurante la semana pasada transcurrieron dos hechos importantes. Uno en la región, cargado del realismo mágico propio de las reuniones como la de la Celac y sus actividades conexas. En este caso potenciado por el retorno de Lula, declaraciones de gobernantes de una Argentina en crisis, y visiones encontradas sobre el latinoamericano. El otro fue la reunión anual de Davos donde confluyen líderes políticos y empresariales, principalmente del primer mundo, donde vierten su visión sobre las perspectivas mundiales en temas diversos. Algunas veces erróneas, pero siendo de quienes vienen siempre vale la pena tenerlas en cuenta.Dentro del realismo mágico que envuelve a estos días pasados, vale la pena destacar la quimera de crear una moneda común, que más allá de los desafíos técnicos y políticos que implica instrumentarla, uno de sus proponentes, Argentina, vicia la propuesta al estar cursando una crisis económica de gran magnitud sin salida aparente. Una vez más huye hacia delante, buscando un sustituto a las medidas necesarias para encauzar su economía.En el caso de Brasil, su apoyo es indefinido, pues si lo que propone es crear una moneda que compita en el largo plazo con el dólar o el euro, debe tener en cuenta que China y su moneda hace rato que están en la lista de espera.También corresponde incluir la idea de que la afinidad ideológica progresista a nivel continental es una palanca de crecimiento y justicia social, cuando la historia reciente desmiente rotundamente esa visión. Más aún, entre sus adherentes anidan dictaduras, acosos al Poder Judicial, violaciones de los derechos humanos y desempeños económicos paupérrimos.Sin duda, fue una reunión inocua, más donde lo rescatable resultó la reafirmación de la democracia como valor supremo, a pesar de las lecturas diferentes de algunos de sus participantes.Lo que no estuvo cargado de realismo mágico, sino de baño de "política real", fueron las declaraciones del canciller brasileño Mauro Vieira previo a la conferencia. Ahí marcó el retorno de Itamaraty como regente de la política exterior de Brasil delineando su rol en la arena internacional, la cancha del propio Lula en sus decisiones en esa materia y la postura en materia comercial externa. Vieira reafirmó la postura tradicional de ser el hegemón de América Latina, actuando como su articulador ante las grandes potencias y ordenador de los equilibrios dentro de la región. Es extraño entonces ver la efusividad argentina en su...

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