Celebración inconveniente

La patología patriarcal y la subsiguiente naturalización de la opresión femenina constituye un fenómeno de siglos, que, aún con valiosísimos antecedentes históricos en su contra, recién comenzó a erosionarse luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando, tras una lucha denodada por parte de sus víctimas, se consiguieron develar los mecanismos de su ocultamiento. Tanto en la vida pública como privada. Por más que se trate de una lucha política, social, cultural y económica que está muy lejos de terminar, en tanto combate a pre-juicios profundamente arraigados en el inconsciente colectivo. No es casual sino profundamente significativo, que la propia Revolución Francesa, el mayor aporte de principios ilustrados de la historia, haya terminado por ejecutar a una ejemplar feminista por el pecado de serlo.> > Actualmente en muchas naciones se ha logrado romper conceptos hercúleos como la dualidad de género, hasta hace poco una evidencia "científicamente validada". Pero sigue imperando un machismo individual e institucional cuya peor manifestación es el feminicidio, exteriorización de un ethos que se arrastra desde las cavernas y aún planea sobre la mitad de la humanidad.> > Cierto que este 8 de marzo se recordó en el mundo del Covid 19, una tierra desvastada por una epidemia que enferma y mata sin piedad. En esas especialísimas circunstancias, aglomerarse incumpliendo las exigencias sanitarias, sin bien justo, parece un cruel sin sentido que agrede el máximo valor de la escala axiológica: la vida humana. Lamentablemente, y no sólo en el Uruguay, mucha gente, particularmente motivada por razones idelógicamente complejas...

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