Chile malgré lui

Lo más probable es que el Senado no alcance la mayoría requerida para destituir al presidente Piñera, y que en el balotaje presidencial de diciembre una amplia mayoría ciudadana decida quién será el próximo presidente: si José Kast, exponente de una derecha tradicional y conservadora; o si Gabriel Boric, representante de la nueva generación de la izquierda post- Concertación.> > Empero, con eso no alcanza para asegurarse una buena salida política. En efecto, aún resta que la constituyente votada en 2020 presente su proyecto de Constitución a ser ratificado por el pueblo en comicios obligatorios. Al inicio del nuevo gobierno chileno, en 2022, el presidente electo deberá pues prestar atención a lo que termine diseñando una constituyente cuyo signo político está muy volcado hacia la izquierda. Y el enredo estará lejos de terminarse, ya que no es improbable que ante un eventual triunfo de Kast, por ejemplo, la constituyente decida promover un texto constitucional cuya primera medida sea la de elegir, inmediatamente, un nuevo presidente.> > Este panorama tan complejo debe servirnos de reflexión comparada. Primero, en las diferencias que tenemos con Chile: aquí el voto es obligatorio, y no se pone en duda la legitimidad de la elección presidencial por causa de una participación ciudadana mediana; aquí nuestro diseño político y electoral se preocupa por que el presidente cuente con un respaldo parlamentario que le asegure cierta gobernabilidad; y aquí no hay una crisis de representación que deslegitime a los partidos ni a los dirigentes políticos que, todos, buscan ejercer fielmente la tarea de representación de la ciudadanía que los votó.> > Segundo, por...

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