Un ciclón reconfortante

Este comunicador no habló de ningún problema serio, y por eso, cuando quiso exponer acciones oficiales favorables hacia el campo, lo que hizo fue detallar su beneficencia, sus ayudas a los pobres, lo que nada, absolutamente nada tiene que ver con la suerte económica del agro, y más se parece a un intento de hablar del tema a otro público.

Por eso, entre sus éxitos señaló la ley de 8 horas que no generó ningún cambio importante, y menos en la producción; o el aumento del número de colonos, o la plata que se le dio a las intendencias del interior. A eso el comunicador sumó acciones que son muy anteriores al gobierno como la lucha contra la aftosa, o la apertura de mercados para la carne que está mal: se trata de protocolos sanitarios y ninguna ventaja arancelaria de acceso. En efecto los principales mercados se abrieron hace mucho Europa, Rusia, Nafta, China, Israel, Brasil y mal puede un gobierno que no adelantó en ningún TLC, señalar que abrió mercados. A eso le sumó dos éxitos hoy muy cuestionados por los autoconvocados: los planes obligatorios de uso y manejo del suelo, presentados como si antes de ellos el país no conociera de cuidado del recurso (lo que no es cierto), a la vez que supuso introducir un costo obligatorio y por lo mismo cuestionable.

Lo mismo ha ocurrido con el régimen también imperativo de trazabilidad del ganado que con criterio se ha propuesto re evaluar. Y esto es lo bueno, que ni el Mgap ni Inac han aceptado: estudiar si seguir o no con el régimen. Hasta el 2015 en su momento calculé el costo del sistema desde el año 2006 en U$S 326 millones, cifra que debe estar llegando fácilmente a los 400 incluyendo costos por camión, caravanas y el del propio SNIG, sin contar el valor del tiempo perdido en las mangas. Siempre estuve en contra de la obligatoriedad de un sistema para un negocio absolutamente privado, todo una intromisión estatal en la decisión empresarial. Pero más allá de esto, económicamente no conozco más que una evaluación presentada en el libro de Juan Peyrou titulado "La Cadena de la Carne Vacuna", en el que el autor compara los precios de exportación nuestros y de nuestros competidores antes y después de 2006, en el que se ve que no hay ningún beneficio demostrable.

No ha habido en el discurso oficial, en cambio, una sola palabra sobre las cifras que importan: presión fiscal, naturaleza de los tributos, producción en volumen físico, endeudamiento, desaparición de productores, acuerdos de libre comercio...

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