Columna de APPCU: Estos "locos lindos..."

Fecha de publicación07 Abril 2024
Un "loco lindo" es como un juego de lenguaje: denota alguien que parece que habita en un mundo ajeno al nuestro; están en nuestro mundo, pero parece que no lo estuvieran.

Un "loco lindo" es lo distinto, lo que sale de la monotonía, el de las ocurrencias inverosímiles, que no hace daño y que va viviendo su vida.

Son aventureros, arriesgados, tienen buena fe y no miden las consecuencias.

Los promotores privados no tienen algo de esos "locos lindos..."

No es salir de la monotonía, arriesgar un dinero muy importante en un emprendimiento que puede durar casi un lustro, si a un edificio nos referimos

No es arriesgado, cuando la economía cumple sus ciclos que no conocen muchas veces de aspectos lógicos y que además depende de los aires foráneos

No es una aventura cada vez que se embarcan en un proyecto, donde la casuística es variada, donde la demanda puede existir o no y donde se comprometen a un precio y luego deben respetarlo, pese a los altibajos de la actividad económica

Compran un terreno y luego están al socaire de N aprobaciones que cada vez más son más engorrosas, "se traban en lucha" contra la burocracia, deben tocar puertas y puertas, lograr tener voluntades que los escuchen, los interpreten y luego aprueben lo que sea menester.

Los promotores privados son unos "locos lindos" que se tiran a la pileta porque sienten pasión por lo que hacen, sabedores de que incursionan en un galimatías que a veces es muy difícil desentrañar.

Porque además trabajan con mucha gente de distintos estamentos sociales, no apelo a discriminación alguna, y a veces la conversación que puede iniciarse placentera se transforma en un diálogo de sordos que no conoce de razones ni verdades.

Es cierto que delegan funciones y son representados, pero al final del cuento existe un responsable y hay que hacerse cargo.

Días pasados me contaba un avezado promotor que también construye, que muchas veces no conciliaba el sueño, pensando en la seguridad de los obreros. Cada día que amanecía y él iba a la obra, era un nuevo desafío que había que afrontar y subía las escaleras de la estructura que iba tomando forma, apañando a la gente y verificando que la seguridad y los...

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