El consenso económico

Suele reconocerse que mientras que en cuestiones política o sociales existen diferencias importantes entre los partidos políticos, estas diferencias han tendido a acotarse en las últimas dos décadas en materia económica. Más allá de la percepción, parece bastante cierto que el capítulo económico es el que presenta menos diferencias en los programas de gobierno o en los discursos de los candidatos.No es casual que las posiciones en temas económicos hayan comenzado a acercarse en la década de los noventa. Caído el muro de Berlín los economistas marxistas pasaron a ser piezas de museo, cuyos conocimientos son propios de las cátedras de historia económica pero inútiles para administrar un país en un mundo capitalista, globalizado y competitivo. Desde el otro lado, luego del éxito de las ideas liberales impulsadas por Hayek y Friedman desde la academia y Reagan y Thatcher desde la política en los ochenta, no hemos vuelto a ver un impulso de ese estilo en ningún país del mundo.En América Latina suele asociarse la adopción de algunas iniciativas liberales en los noventa al llamado Consenso de Washington, un decálogo de medidas resumidas por el economista John Williamson que hoy no llamarían la atención a nadie. A modo de ejemplo, sugería evitar los déficits fiscales abultados, liberar la tasa de interés y el tipo de cambio, fomentar el comercio y asegurar el derecho de propiedad. Su parte más polémica, la propuesta de privatizar las empresas públicas ineficientes, en nuestro país no se implementó, por lo que la economía nacional hizo en términos esquemáticos una transición "a la uruguaya" hacia una modernización que hoy es reconocida por todo el mundo.Luego, a partir de 2005 al haber ejercido el Poder Ejecutivo los tres principales partidos (lo que obliga necesariamente al pragmatismo por más ideas estatistas o liberales que se detenten) las discusiones vernáculas han tomado un barniz de realismo del que antes carecían. Así, por ejemplo, ya no escuchamos economistas del Frente Amplio argumentando en contra del pago de la deuda externa o economistas blancos o colorados queriendo privatizar las empresas públicas.Sin embargo este análisis, hasta aquí tan políticamente correcto, no da cuenta de un fenómeno fundamental. Ese encuentro de posiciones no se da en...

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