Se consolida el problema fiscal

El objetivo cuantitativo declarado del ajuste fue reducir el déficit fiscal a 3,3% del PIB en 2017 para alcanzar un, muy insuficiente, 2,5% en 2019.

Tal como el gobierno había informado y la mayoría de los analistas habíamos avalado, el aumento del IRPF representó 0,7% del PIB (US$ 405) de incremento de ingresos para las arcas públicas. Personalmente tenía dudas sobre lo que rendirían las medidas sobre el IRAE (1), pero las había estimado en 0,3%. Con los resultados a la vista el rendimiento del IRPF fue exacto el calculado, en tanto el IRAE mostró un incremento de 0,1% del PIB en su recaudación, en medio de una situación donde las utilidades de las empresas caen, y en muchos casos las pérdidas se acumulan. Por tanto, al tener la cifra neta es imposible saber su real impacto qué hubiera pasado si los cambios no se hubieses implementado. En todo caso, el aumento de ingresos neto por estos conceptos se situó en 0,8% del PIB, unos US$ 465 millones, a los cuáles se deben adicionar otros US$ 130 MM por el exceso de aumento de tarifas sobre los costos en enero 2017 (2). En total, el sector público procesó un aumento de impuestos de poco más de 1% del PIB.

Respecto al resto de los ingresos de la DGI, se sabe que la recaudación total creció 5,5% en términos reales, pero si descontamos los aumentos derivados del ajuste fiscal (IRPF e IRAE) apenas se expande 0,9%. El aumento de recaudación real del IRPF sobre salarios fue 27,1% y sobre pasividades (IASS) 23,3%, la recaudación de IVA, neta de certificados, cae 1,5% en valores constantes y, un dato no menor, el IRPF-IASS-IRNR total ya recauda poco más de 4% del PIB. De este 4%, 3,2% (80%) provienen de salarios y jubilaciones, 0,3% de no residentes y 0,5% de otras rentas de capital (alquileres, intereses, dividendos, etc.).

Al cierre de enero, las cifras oficiales indican que el déficit fiscal es de 3,7% del PIB; un año atrás (enero 2017) aquel ascendía a 3,6%. Ahora bien, esta cifra debemos corregirla por tres factores: i) el resultado del BSE, ii) la variación en el stock de petróleo de Ancap y, iii) la variación de la deuda flotante (3). Realizados las correcciones nos encontramos que en ambos casos (enero 17 y 18), el déficit es de 4% del PIB, es decir, nada cambió y todo el aumento de ingresos fue gastado o, si se quiere ver de otra manera, de no haberse hecho el ajuste fiscal el déficit rondaría el 5% del PIB. Con aumento de impuestos, explícitos e implícitos, de 1% del PIB y un nivel de actividad...

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