La corrupción

Flaco favor a la causa femenina le han hecho las presidentes de nuestros países vecinos, Cristina Fernández y Dilma Rousseff, al dejar tras de sí tamaño reguero de corrupción desarrollado bajo sus gobiernos. No son casos iguales, ni tampoco la codicia y la inmoralidad que es rasgo común de sus administraciones, se iniciaron con ellas.

Sus predecesores, Néstor Kirchner y Lula da Silva fueron partícipes, cada uno a su manera, de la construcción de ese empedrado de aviesos esquemas para desangrar al Estado y sus empresas, a fin de obtener multimillonarios recursos en pos de lograr sus objetivos, tanto sea para el enriquecimiento personal o para su afianzamiento en el poder. Y aunque este vicio ha estado siempre presente en la humanidad, en estos momentos la gente no sólo tiene la percepción, sino una cuasi certeza, de que las cifras de lo robado son tan inmensas que apabullan, en una chocante demostración de la gigantesca amoralidad, la que desciende desde lo alto, corre ladera abajo y contamina a todos los estamentos de la sociedad.> > De esa manera se siembra el descreimiento en la política y en las instituciones, mientras se van minando valores fundamentales de la vida civilizada. La rectitud cambia por la deshonestidad, el esfuerzo y el trabajo por la avivada y la vagancia; las personas se vuelven cada vez más cínicas, egoístas y venales. Las noticias dando cuenta de las maniobras, las trampas, los sobreprecios en las concesiones, el arrastre de los bultos de dinero que se vieron en los videos aparecidos en los medios de comunicación argentinos, o las sumas del mensalao y los miles de millones en coimas en Petrobras, han provocado escándalo e indignación. Sin embargo, lo que no es tan fácil de aquilatar es el daño económico que se le provoca al país todo, y por lo tanto, a quienes viven y trabajan en él. > > Estamos acostumbrados a las mediciones que hablan de la actividad económica, a los índices que muestran como sube o baja el déficit fiscal, las exportaciones o las importaciones, la deuda externa o pública, y la inflación. Pero no se tiene mucha consciencia del perjuicio global de los destrozos de la corrupción. Del detrimento en lo financiero y en lo monetario, de las oportunidades, el empleo y la producción que se pierden, de todo lo que se destruye o no se crea. > > Como no es fácil de medir, los estudios que realizan ciertas organizaciones civiles se basan en índices comola percepción de corrupción. Datos más subjetivos que...

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