El Corsario 'made in Uruguay'

Sincretismo batllista aparte, siendo hoy Sábado Santo o de Gloria, en lugar de escribir sobre los alarmantes dichos en Buenos Aires, de la candidata del FA. Constanza Moreira, en contra de la Suprema Corte de Justicia del Uruguay, es preferible hacerlo sobre un tema más edificante.El Ballet Nacional del Sodre acaba de finalizar su reciente temporada de la obra El Corsario, el tradicional ballet estrenado en París en 1856, luego de haber tenido que sumar a las 12 funciones previstas, una décimo tercera presentación. Algo que no sorprende en absoluto, ya que los uruguayos saben olfatear cuando hay en cartel un espectáculo de primerísimo nivel que merece la pena ser visto.Y lo que ha ocurrido es que felizmente, el viejo y admirado ballet del Sodre ha renacido. El cuerpo de baile, los montajes, las escenografías, la iluminación y los vestuarios, desde la llegada de Julio Bocca a su dirección, han ingresado en una escalada de superación constante.Hoy no hace falta subirse a un avión y viajar al extranjero, para disfrutar de un ballet de una categoría semejante al que podría verse desde las costosas butacas del Met. en Nueva York o desde la platea del Royal Opera House en Londres.La primera buena impresión se da nomás observar cómo el telón, subliminalmente, lleva pensar en el serrallo del palacio de algún ignoto sultán. El deslumbramiento crece superlativamente minuto a minuto. Cual extraño espejismo, el escenario deja de existir y en cambio aparece a la vista de la pasmada audiencia, un mar amigable donde navega apaciblemente un bergantín con sus velas desplegadas.Pero el asombro ante el logro obtenido por la creatividad de su máximo responsable, el escenógrafo uruguayo, Hugo Millán, junto al eximio acompañamiento lumínico de Claudia Sánchez y el profesionalismo del equipo, no se agota ahí. Continúa a lo largo de las diferentes escenas, en el palacio, en la gruta, en las vistas desde la terraza y los ventanales, hasta la culminación final. La de la goleta destruida por la tempestad, rotos los mástiles, destrozado el velamen por las aguas embravecidas y la esperanzadora visión final de los náufragos.Esta estupenda construcción de utilería, a diferencia de otras ocasiones en que Bocca consiguió traer de grandes teatros del mundo, decorados y vestimentas, ha...

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