Una Corte que se volvió protagonista

Hay un asiento libre en la Suprema Corte de Justicia, y pronto serán dos. Los legisladores no solo están debatiendo en estos días quién será el reemplazo del doctor Jorge Larrieux, quien hasta hace poco era uno de los cinco ministros de la Corte. Discuten además otro cambio, que será la vacante del actual ministro Ricardo Pérez Manrique, quien pasará a retiro en mayo al cumplir 70 años.

Las especulaciones sobre los potenciales candidatos llevan ya algunos meses. Los que tienen más antigüedad fueron los primeros en aparecer en la discusión, ya que si los parlamentarios no votan a una persona antes del 26 de febrero, pasará a ocupar el cargo el ministro de Tribunal de Apelaciones con más años de experiencia. Hoy, Eduardo Turell es el primero en la lista: si no hay un acuerdo entre los legisladores, será designado.

Sin embargo, el avance de las negociaciones entre los partidos es en gran parte un misterio y la reserva que mantienen evita conocer con claridad quiénes son los nombres y qué está en juego a la hora de acordar. Incluso en estos días, el semanario Brecha publicó el nombre de una posible candidata, la docente y ministra del Tribunal de Apelaciones en lo Laboral Rosina Rossi.

El historial, prestigio y las posturas de los jueces que van a ocupar el cargo máximo dentro del Poder Judicial se han vuelto cada vez más importantes para el sistema político. A Rossi, por ejemplo, la apoya el MPP porque considera que tiene perfil para "defender a los trabajadores".

El cargo de ministro de la SCJ, que bien podría percibirse como técnico y otorgarse por mérito, es también político. Las posturas de los jueces son bien importantes para los legisladores a la hora de elegir: más adelante pueden ser decisivas para la aplicación de sus leyes.

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Los ministros Felipe Hounie y Elena Martínez se saludan en el ascensor del primer piso del Palacio Piria. Ella lo despide apodándolo "Feli" y él le responde con una sonrisa. Acaban de terminar la sesión de acuerdo, esa que celebran los cinco ahora cuatro ministros cada lunes, miércoles y jueves. "Nos llevamos muy bien y tenemos absoluta naturalidad en el trato. Nada de solemnidad, pomposidad ni formalidad", cuenta Martínez. En el caso de Hounie, además, los une una amistad de muchos años, que se remonta a sus épocas de formación como jueces.

Si bien a la hora de sentarse en la mesa a discutir hay formalidades que se respetan, como el orden de los asientos o los turnos para firmar que son por antigüedad el trato entre ellos es "de che", dice Martínez. Esto es nuevo, cuenta el otro ministro, Ricardo Pérez Manrique, quien acaba de dejar la presidencia del organismo. Él, que fue secretario de la SCJ entre los años 1992 y 2000, sabe que la suya es una Corte mucho más descontracturada, con menos formalismos de los que el imaginario colectivo podría considerar típicos de la cúpula del Poder Judicial.

Y no solo en lo cotidiano ha cambiado. "Nosotros tuvimos históricamente una Corte muy complaciente con el sistema político, que no declaraba prácticamente...

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